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Con el permiso del amable lector, continuaremos en el largo y espinoso camino de revisar el cúmulo de errores vulgares que afean y desdicen mucho de nuestros medios audiovisuales. Comencemos por este, muy publicitado por algún organismo gubernamental: ¡Venezuela se respeta! ¿Què es este sintagma? Sencillamente, la conjugación del verbo pronominal reflejo respetarse en la tercera persona del presente de indicativo: Yo me respeto, Tú te respetas, Venezuela se respeta. Tú y yo podemos respetarnos a nosotros mismos, esto es, no ejecutar ningún acto indecoroso que desdiga o afee nuestras personalidades; pero Venezuela, una nación, una entidad político-territorial, no puede respetarse a sí misma, y no es eso lo que se quiere decir, pero es lo que se dice. La intención, desde luego, es que Venezuela debe ser respetada. Para que ese sea el mensaje, es necesaria la presencia de la preposición A: ¡A Venezuela se respeta!
La preposición es una de las partes de la oración más dañadas por el hablante común y los redactores descuidados. Bien porque se eluda donde es absolutamente necesaria, como en el caso anterior; bien porque se haga aparecer donde no corresponde, como en Yo pienso de que…, en lugar de Yo pienso que…; o ya, el error más común, de hacer aparecer una, donde la que corresponde es otra.
Otro caso muy televisado, idéntico al arriba comentado, es donde se dice: “Yo amo a Venezuela” y luego “Amemos Venezuela”. Ambos sintagmas son oraciones transitivas donde el complemento directo es un nombre propio, A quien le pareció bien redactar “Amemos Venezuela”, le parecerá igualmente correcto decir: Amemos Petra o Amemos mi perro.
La norma ortográfica es precisa: Los complementos directos nombres propios de personas, naciones, ciudades o lugares geográficos exigen la preposición A: Amo a Fanny, Quiero a Venezuela, Conocí a París, Fotografié al Orinoco. Si el nombre propio de país, ciudad o lugar geográfica incluye artículo, no: Conocí a Londres, pero Conocí La Haya; Visité a Cabimas, pero Visité El Socorro. Si el complemento directo es un nombre común de persona o ser perfectamente identificado, equivale al nombre propio y exige la preposición A: Amo a mi hermana, Quiero a mi perro. En próximas Notículas seguiremos comentando estos grandes errores de la pantalla chica, como decía mi amigo Eddy González (q,e,p,d.),