Notículas de español

En la zona occidental del país se da la fea costumbre  de transformar nuestro simple y noble “haya”, en el feo y desusado arcaísmo “haiga” que repiten descuidadamente

Llamamos, escolarmente, isónimas las palabras que proceden de una misma etimología (del griego isos, ‘igual’ y onoma, ‘nombre, palabra, vocablo’). Ellas presentan formas parecidas  y significados relativamente aproximados. Conocerlas es de vital importancia para los hablantes prudentes y por supuesto, para los redactores cuidadosos. He aquí una lista de veinte parejas: hospitalis - hospital - hostal; hring (céltico) - rango – rancho; humerus - húmero      - hombro; hyperbole - hipérbole - hipérbola; ignorantia - ignorancia – añoranza;  ignorare - ignorar – añorar;  iluminare - iluminar – alumbrar; impulsâre- impulsar - empujar; inflare - inflar – hinchar; inflatio, -onis - inflación – hinchazón;  insertare - insertar – injertar; insignia- insignia – enseña;  insomnium - insomnio - ensueño; integer, -gri - íntegro – entero; integrare - integrar – enterar; integrare - integrar - entregar; interpolare - interpolar - tripular; invitare - invitar – envidar; laborare - laborar – labrar; lactosa - lactosa – lechosa.

Continuamos hoy señalando más casos en el que deben usarse las comillas (“ “). Las comillas sirven para destacar las palabras deformadas por el uso de hablantes vulgares descuidados. Ejemplo: No puede ser que los zulianos digan “a que” y hasta “a queje” fulano, cuando quieren decir “a casa”, “a casa de”, “donde” o “adonde” fulano.

Para encerrar  significados o traducciones de voces de otras lenguas. Ejemplo: No debería utilizarse la voz “pensum” en lugar de programa o plan de estudios. En latín, realmente, significaba “peso” y también “pienso”, alimento para animales.

Para destacar palabras especiales a las que se quiere hacer referencia o comentario. Ejemplo: En la zona occidental del país se da la fea costumbre  de transformar nuestro simple y noble “haya”, en el feo y desusado arcaísmo “haiga” que repiten descuidadamente, hasta damas y personas instruidas.

Para encerrar títulos de obras impresas, aunque cada vez se da más la tendencia a presentarlos con otro tipo de letra y a colocar entre comillas los títulos de capítulos o partes: En el interesante libro La lengua nuestra de cada día, del marabino Irazet Páez Urdaneta, me interesó, particularmente, el texto referido a “sendos”.

En próxima Notícuila continuaremos revisando el rico espectro de los usos de las comillas.

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