Notículas de Español

Desde el siglo XVII se documenta la voz prioridad con el claro significado de: ‘Anterioridad en tiempo u orden de una cosa respecto de otra. / Anterioridad o precedencia de una cosa respecto de otra, en cuanto que es causa suya, aunque coexistan en el tiempo’

Seguimos revisando las incorrecciones más frecuentes en el habla popular venezolana y zuliana:

-Aspiro ser Gobernador. Acabamos de salir de un proceso electoral y esta expresión se oyó con frecuencia dicho por más de uno de los candidatos. Aspirar (del latín aspirare) es un verbo muy antiguo, documentado en nuestro idioma desde el siglo XIII. Su significado fundamental es absorber. Estas son sus acepciones principales: ‘Atraer el aire exterior a los pulmones. / Atraer un líquido, un gas. / Succionar el polvo con una máquina.’ Y en fonética: ‘Pronunciar la letra h como una j’. A partir del siglo XVI comenzó a significar también: ‘Pretender, ansiar’; pero para que tenga este alcance es necesario que se acompañe de la preposición a: Aspira a graduarse este año, Aspiraba a casarse con ella y, por supuesto, Aspiro a ser Gobernador.

-La primera prioridad, lo mismo que “las principales prioridades”, son expresiones cada vez más frecuentes entre políticos, planificadores y comunicadores sociales. Prioridad es una voz relativamente reciente en el español. Procede del latín prior, -oris, de antiguo uso sí en el campo religioso: Prior, priora, superior de un convento. Desde el siglo XVII se documenta la voz prioridad con el claro significado de: ‘Anterioridad en tiempo u orden de una cosa respecto de otra. / Anterioridad o precedencia de una cosa respecto de otra, en cuanto que es causa suya, aunque coexistan en el tiempo’. De nuevo el léxico de nuestra religión nos sirve de ejemplo: Hay prioridad en el Padre, en cuanto que es causa y efecto del verbo y del Espíritu Santo. Primera prioridad es una redundancia. La prioridad es una. No hay segunda prioridad. Mucho menos “principales prioridades”.

 

-La permisología municipal. Expresión corriente entre ingenieros, arquitectos y constructores: No se ha iniciado la construcción porque falta la permisología municipal. Y nos entendemos; pero el español se retuerce desorientado. Permisología es un término perfectamente formado del latín permissum y el sufijo griego -logía, ‘ciencia’. Así se identifican otras ciencias: Biología, Zoología, Mineralogía, Psicología… pero ¿existe una ciencia del permiso? Desde luego que no. ¿Tiene el español la palabra precisa? Por supuesto. Quien da, quien otorga permiso, es un permisor (latín permisor, -oris, ‘que permite’). Su despacho debe llamarse permisoría (permiso más el sufijo –oría, ‘lugar’: Inspectoría, Contraloría, Supervisoría…) y permisoría el conjunto de documentos que autorizan. No se ha iniciado la construcción porque falta la permisoría municipal, o, simplemente, falta el permiso municipal. 

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