Seguimos analizando a continuación incorrecciones que se cometen en el uso de palabras que se inician con t: no es tal como tú lo suponías – no es como tú lo suponías; talofitas – talofitas; taller automotriz – taller automotor; es tan riquísimo – es tan rico; no tan aquí, por favor – no tan acá, por favor
Continuamos revisando las incorrecciones más frecuentes en el habla popular venezolana y zuliana. Seguimos analizando a continuación incorrecciones que se cometen en el uso de palabras que se inician con t: Tactil, tactiles – táctil, táctiles; con tal de que me pagues – contal que me pagues; no es tal como tú lo suponías – no es como tú lo suponías; talofitas – talofitas; taller automotriz – taller automotor; lo Eate Niño, respeto; y también es mi amigo – lo respeto; y, además, es mi amigo; habla también que no cansa; habla tan bien, que no cansa; tan bien será incorporado a la lista – también será incorporado a la lista; paga tampoco que no me interesa – paga tan poco que no me interesa; es tan riquísimo – es tan rico; no tan aquí, por favor – no tan acá, por favor; quedó tan allí – quedó tan allá; tan es así que no volvió – tanto es así que no volvió; viajé tan luego lo supe – viajé tan pronto lo supe; tangibilizar – hacer tangible; tasajar, tasajear – atasajar; ¿te se ha perdido algo? – ¿se te ha perdido algo?; tecletear- teclear;
La Academia define al adjetivo o nombre adjetivo como la “parte de la oración que se junta al sustantivo para calificarlo o determinarlo”, mientras que Rodolfo Lenz lo define como “toda palabra variable que modifica o determina a un sustantivo, sea como atributo inmediato o como atributo predicativo”. Es pues, un elemento indispensable para la amplia expresión del pensamiento, íntimamente vinculado al sustantivo con el fin de describirlo, señalarlo o concretarlo, presente en todos los idiomas de la tierra, con excepción de dos lenguas primitivas: la subiya, del Zambeze superior (Sur de África) y el groenlandés. Ellas suplen la carencia por sufijos agregados a los sustantivos.
La palabra adjetivo proviene del latín adiectivus (de adiectus, ‘agregado’) y esta fuerza etimológica del latín se refleja en cómo la llaman en otros idiomas, por ejemplo, en alemán se dice adjektiv; en francés, adjectif; en inglés, adjective; en italiano, aggettivo y en portugués, adjetivo. Esta parte de la oración supuso, lo mismo que la aparición del sustantivo, un esfuerzo intelectual y un avance en la evolución humana. Así como el hombre sintió la necesidad de nombrar las cosas, así mismo consideró menester distinguirlas, calificarlas y determinarlas: Mujer bella, fruto bueno, árbol alto, arbusto pequeño, hombre rico, menos rico, riquísimo, dos caballos, tercera puerta, cuarta parte, este niño, ningún adulto, etc.