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Cuando Rusia y China de manera interesada salen en apoyo y defensa de un régimen dictatorial como el venezolano, apoyado por el narcotráfico y el terrorismo internacional, en oposición a los Estados Unidos, algunos analistas están pensando que nuestro país pudiera ser la causa de una nueva “Guerra Fría” al comienzo del siglo XXI.
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La primera, fue el conflicto entre las potencias triunfantes de la II Guerra Mundial que adoptaron sistemas políticos contrapuestos: EEUU y URSS. Hoy, es evidente el interés de Rusia y China (herederos del totalitarismo marxista) no por salir en defensa de un régimen fracasado y corrupto, sin interés ideológico para ellos, sino por desplazar a Venezuela en el mercado petrolero. Y en última instancia, por salvaguardar sus intereses por la gran deuda que un país en bancarrota tiene con ellos.
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Rusia, por ejemplo, se está beneficiando ampliamente de las sanciones que EEUU está imponiendo al régimen de Maduro y está exportando petróleo a ese país, tradicional mercado venezolano. Además, está metiendo la mano en la decaída producción venezolana para ver cómo se beneficia. Pero de allí a que estos países se enfrenten a EEUU en una nueva “Guerra Fría” hay un gran trecho. Rusia ya no es la poderosa URSS del siglo pasado en su apogeo militar y político. Hoy es solo un país con ínfulas imperiales, pero con un PIB per cápita que deja mucho que desear, que solo remata lo que heredó de la vieja URSS.
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Por la ayuda interesada dada a Maduro, ya empresas rusas como Rosneft Trading han comenzado a recibir sanciones de EEUU que pudieran incrementarse y extenderse a otras, hasta llegar a la empresa matriz. Será cada vez más difícil que inversionistas norteamericanos indispensables para proyectos rusos se hagan presentes. Por su parte, la recuperación de China dependerá de la reactivación de su comercio bilateral con EEUU, que es del orden de los 820 mil millones de dólares al año, proceso que pudiera verse afectado por la presencia inesperada del coronavirus.
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¿Va China a arriesgar todo ello, por defender al régimen de Venezuela? Además, ya China para dejar clara su posición con respecto a nuestro país, desde hace cierto tiempo había suspendido su crédito y compras de petróleo a Venezuela, así como sus planes de inversión. Solo le interesa cobrar sus deudas aunque sea con barriles de petróleo. Por todas estas razones, ni Rusia ni China van a rasgarse las vestiduras por el régimen de Maduro.
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Por ello, antes que una nueva “Guerra Fría”, lo que debería propiciarse con la ayuda de la Comunidad Internacional, es una “paz calurosa”, en la que Rusia, China y EEUU, en conjunto con los venezolanos, acuerden una salida pacífica a la crisis sin precedentes que vive Venezuela. En el país ya comenzó la cuenta regresiva de la dictadura. A ella se agregó también la India que no seguirá comprando petróleo venezolano para sus grandes refinerías. La dictadura ya no tiene dónde almacenar petróleo crudo, y ya no puede refinarlo internamente. Todo indica que el régimen perecerá ahogado en su “oro negro”, mientras busca oxígeno en los negocios ilícitos del “oro de sangre” y las drogas.
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Llegó entonces la hora de que el pueblo venezolano ejerza la soberanía manifestando sus aspiraciones y participando activamente en el fin del gobierno usurpador de N. Maduro. Solo así y con un nuevo CNE inobjetable, debe procederse en primer lugar a las elecciones presidenciales y en segundo lugar a la renovación del resto de los poderes públicos establecidos en la Constitución.
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Únicamente de esta manera la libertad, la democracia, el Estado de derecho, la justicia, la República y el pluralismo político reaparecerán en nuestro país y será posible el desarrollo de la persona humana y el respeto a su dignidad, que debe ser el fin primordial de toda sociedad humana. Por todo ello entonces, rechazamos cualquier guerra, fría o caliente, pues solo requerimos una calurosa paz que haga posible la promoción de la prosperidad y el bienestar del pueblo venezolano.
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