Una
Una de las más conspicuas características de los autócratas y los caudillos, es su fundamentalismo: Las cosas siempre han de ser en blanco o negro. Para los regímenes de fuerza, muy señaladamente los de corte marxista-leninista (comunismo) y la izquierda radical latinoamericana, no existe lo intermedio, el claro-oscuro. En teoría es puro radicalismo: “O estás conmigo o estás en mi contra, por lo que eres un traidor de la patria”. Esta absurda dialéctica deja entrever su composición: Una aberración política ajena a lo que es democracia. Para el que adversa al líder, es un traidor por no cohonestar la barbarie del dictador, en consecuencia, el hombre fuerte del poder se le tiene que considerar como si fuera la patria misma, el Estado mismo. El dictador sería pues el país, la patria, el Estado, el Tesoro Nacional y desde luego, el pueblo mismo.
Pueblo por lo tanto, vendría a ser el tirano mismo y su camarilla burocrática, un puñado de militares y civiles ideologizados y corruptos que se benefician de los privilegios y la riqueza del país. El resto de los hombres carecen de derechos y garantías.
Esta composición del Poder fue muy típica en los tiempos de la ex-Unión Soviética, hoy Rusia. Los mismos epítetos, los mismos insultos, vejaciones, arrestos arbitrarios, fusilamientos, degradaciones y la vulneración de los Derechos Humanos más elementales, vividos en la ex-Unión Soviética, se repitieron en todos los otros países que por desgracia les tocó vivir la experiencia comunista detrás de la cortina de hierro en la ex-Unión Soviética, en China, y desde la década de los años sesenta hasta hoy en día, en Cuba: Gusanos, apátridas, traidores, zánganos, sanguijuelas, imperialistas, golpistas, entre muchos otros calificativos, son insultos de la cotidianidad que ahora se escuchan en la Venezuela Madurista.
Realmente, no son anti-imperialistas, sino más bien, anti-norteamericanos, que no es lo mismo ni se escribe igual.
Los Estados Unidos como nación, es la única superpotencia mundial en lo económico, militar y calidad de vida del ciudadano común: Norteamérica se ha convertido en el blanco favorito sobre el cual descargan su odio, resentimientos y envidias todos esos grupos de la izquierda radical a nivel mundial, en especial, los latinoamericanos.
El irracional títere-bulto que gobierna a la empobrecida Venezuela de estos tiempos, anda en esa misma onda y por eso no tiene piedad con los que sufren.
¿No cree usted, amigo lector, que ya llegó la hora de la desobediencia a los bárbaros que secuestraron al país?