Estamos llegando a un punto en el cual ¡o se van ellos o nos tendremos que ir nosotros! y si no que se lo pregunten al 15% de la población que ha emigrado. Pero para ello es necesario que entendamos que no nos enfrentamos a una dictadura convencional
Quien piense que este caos generalizado que padece el soberano, entre ellos los revolucionarios pendejos, le importa un poquito al régimen totalitario comunista gobernante se equivoca, a ellos les da igual, simplemente porque todos sus privilegios, placeres y deseos están garantizados por la renta que genera del petróleo que es de todos. ¿Se acuerdan de esa frase? si no fuera así ya hubiesen dado al menos cinco pasos fundamentales en la dirección correcta para comenzar a salir de este desastre, el primero de ellos la sinceración del precio de la gasolina y las tarifas de los servicios públicos; segundo la unificación del tipo de cambio; tercero y la más importante un recorte fiscal drástico de al menos un 50 % en términos reales y una privatización acelerada de las empresas del Estado hoy quebradas que resultan una carga fiscal enorme; cuarto detener la emisión de dinero fiduciario por parte del banco central .
Ahora bien la pregunta de la cincuenta mil lochas ¿Por qué no lo hacen? simplemente porque perderían el sostén político de las mafias y hordas que los sostienen en el poder, y su permanencia en el mismo sería tan corta como si renunciaran a él de plano; por ello mis queridos lectores estamos llegando a un punto en el cual ¡o se van ellos o nos tendremos que ir nosotros! y si no que se lo pregunten al 15% de la población que ha emigrado.
Pero para ello es necesario que entendamos que no nos enfrentamos a una dictadura convencional, que nos enfrentamos a toda una organización política fascista y cleptocrática, con aliados internacionales, que no están dispuesto a capitular, a menos que la unión ciudadana se produzca con todas sus letras y nos unamos todos en una paralización general del país, de lo contrario no podremos salvar la república hoy herida de muerte.
A tenor de los antes narrado es imposible esperar algún cambio en el país, que no sea una carrera acelerada para un salto hacia el vacío; a las próximas dos generaciones ya les desgraciaron sus oportunidades de progreso, no permitamos que ello se siga extendiendo a las próximas generaciones, porque si no, esta nación costará muchos años recuperarla de este estado endémico en el que la dejará esta revolución comunista, al igual que los países de la Europa del este y la Cuba castrista; por ello la unión cívica con apoyo internacional es fundamental para la lucha por la libertad.