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El odio es la venganza de un cobarde intimidado. George Bernard Shaw(1856-1950) Escritor irlandés.
Nunca en la historia patria, se habían utilizado, las ventajas del poder para sembrar en la sociedad, odio, división y los cuerpos de seguridad para reprimir, maltratar, torturar y encarcelar a compatriotas por el solo hecho de pensar diferente o haber tenido relación con los gobiernos democráticos, que antecedieron esta pesadilla, que nos desgobierna desde el año 1998. No hay justicia. Es odio y venganza.
Los casos del pequeño productor Franklin Brito, el diputado del CRL de Barinas, Wilmer Azuaje y los jóvenes detenidos en las protestas refleja perfectamente el carácter represivo, criminal y violador de los derechos humanos del régimen, y por más que intenten ocultar esas atrocidades, siempre salen a la luz pública, por testimonios de las víctimas.
La verdad brilla con luz propia. Las cadenas de radio y televisión son utilizadas para ofender, descalificar y hasta para poner en duda la orientación sexual de los líderes de oposición. Los medios de comunicación social audiovisuales secuestrados por el régimen, tienen programas infames, cuya finalidad es la ofensa, la siembra de odio, la división y gozan de total impunidad.
El sistema de justicia va ligadito a las campañas mediáticas de odio y venganza y descalificación, que emprenden desde los medios oficiales contra la disidencia. Es por eso, que tienen secuestrados al reelecto alcalde metropolitano, Antonio Ledezma, sin imputarlo (no han podido fabricarle el delito) y con el juicio paralizado y a Leopoldo López, a quien han calificado de monstruo, cuando el pueblo está consciente de que también es inocente y que ambos son víctimas de persecución, venganza y descalificación por el solo hecho de luchar por una Venezuela de paz, progreso y oportunidades para todos. Es otra verdad incuestionable.
No basta con tener el mejor capítulo en la CNBV dedicado a los derechos humanos, si el régimen con su desempeño represivo y violador de derechos humanos, lo convierte en letra muerta. El mensaje es claro: o te adaptas o pereces. La jugada está cantada y los venezolanos debemos luchar para que no se concrete semejante aberración. El régimen se siente intimidado y huye hacia adelante. El odio y venganza en revolución no es prueba de fortaleza, más bien, son signos de debilidad porque solo lo sostiene las bayonetas. No hay que rendirse y perder la esperanza. Todo bajo el sol y sobre la tierra tiene su hora y su momento.