
Víctor
Víctor “Tito” Soler, oficial adscrito a la Policía regional y supervisor del comando de presos de Plaza Lago, descubrió la infidelidad de su esposa. Estaba de guardia, se encerró en su despacho, mezcló destapador de cañería con cloro y agua y lo ingirió. No aguantó los síntomas y compartió con sus compañeros su desgracia, le confesó su intención de suicidarse, pero les suplicó que lo ayudaran, no quería morir.
Los funcionarios de guardia lo montaron en una patrulla y lo trasladaron de emergencia al Hospital Chiquinquirá. Ingresó a las 7.00 de la noche con dolores estomacales. Los médicos lo remitieron al Hospital Coromoto. Presentaba quemaduras en el esófago.
Según los oficiales, los médicos de turno trataban de estabilizarlo. Su estado es crítico. Lo examinaban para saber qué otros órganos afectaron los químicos.
En el comando policial del centro de Maracaibo ninguno se atrevió a declarar. “Esperamos que se recupere”, agregaron sus compañeros. Los familiares de Soler tampoco hablaron sobre lo ocurrido.