Edwin
Con el Jesús en la boca. Así esta Edwin Lizarsabal desde que el menor de sus seis hijos nació hace 21 días. Hasta hace poco él se ganaba la vida como chofer de tráfico en la Circunvalación 3, pero una complicación en la cesárea de su mujer lo obligó a vender por pedazos el único medio de sustento con el que contaban sus seis hijos.
El estado de salud de su esposa, Dayana Chirinos, es delicado. La mujer se debate entre la vida y la muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital General del Sur, mientras que el bebé presenta una infección en el ombligo, es, a juicio de su esposo, víctima de “negligencia médica en el Hospital Noriega Trigo”.
Para Edwin la situación que atraviesa, junto a su familia, es “muy dura”, dice desconocer “cómo funciona la salud en este país”. Hasta hace poco mantenía su numerosa familia como chofer y carnicero. “Cuando podía trabajaba por días en carnicerías, pero ya no puedo, tengo que estar con ella”. Explicó que tuvo que “deshuesar” su carro y vender el motor, los cauchos y otras piezas para poder sostener la hospitalización de su esposa. “En la UCI me están pidiendo muchos insumos, ellos también han puesto cosas pero ahorita mi situación es crítica, tengo seis muchachitos y como ven la casa no está apta para tener a mi esposa aquí”.
Las probabilidades de vida de Dayana son de un 20 por ciento, según informó, a La Verdad, la noche de ayer su esposo, luego de una tercera operación a la que fue sometida la dama. “La ingresaron de nuevo para limpiarla por dentro porque tenía muy grande la barriga”. Sin embargo, Lizarsabal se aferra a Dios y afirma: “Yo levanto a mi esposa de esa cama, con el favor de Dios”.
Se complicó
Desde el porche de su casa, en el sector Las Trinitarias, el hombre señaló de “macheteros” los médicos del Noriega Trigo que intervinieron a su esposa. “Cuando llegué la General del Sur, los médicos tuvieron que reconstruir el desastre que le hicieron a Dayana”.
“Mi esposa se infestó toda. La llevé para una cesárea y terminó con una infección interna que le ocasionó perder el colon y el intestino grueso porque se necrosó todo el tejido”. Lizarsabal comentó que su esposa presentó un dolor muy fuerte en el abdomen, por eso la llevó de nuevo al Hospital Noriega Trigo donde “10 minutos después ya la habían operado sin decirme nada”. El diagnóstico es un shock séptico.
Lizarsabal contó que a su mujer le practicaron una colostomía. Señaló que los médicos dejaron la salida del lado derecho donde la dama tenía una hernia. “Ellos abrieron y no se percataron que mi esposa del lado derecho tenía una hernia y le hicieron la colostomía encima de esta hernia. Por eso al llegar al General del Sur me le hicieron otra operación de emergencia para cambiarle la colostomía de posición y sacar la hernia”.
Sin nada
Cada cuatro días los médicos tratantes de Dayana en del sanatorio piden una base para colostomía que cuesta 20 mil bolívares y cada dos, una bolsa que se consigue en 10 mil. Eso sin contar otros insumos como gasas especiales, antisépticos o inyectadoras. Edwin resaltó que aunque en su comunidad “todos son pobres me ayudan en lo que pueden, pero ya no tengo de dónde sacar”.
Danny José Lizarsabal, él bebe recién nacido de la pareja, ha presentado cuadros de fiebre. Su padre lo llevó al Noriega Trigo pero “no lo quisieron atender”. Señaló que una vez su esposa salga de este cuadro, tomará acciones legales contra la dirección del centro hospitalario por negligencia médica.
Nubia Cepeda, directora del Hospital Noriega Trigo, por su parte, negó la versión del padre. La directora del centro asistencia explicó, vía telefónica, a La Verdad: “La señora fue intervenida aquí y fue hospitalizada para su cesárea, después que se le dio de alta y a los cinco días vino con microtrombos en el intestino o infarto intestinal. Eso no tiene que ver con negligencia médica ni con perforación de intestinos”. La doctora confirmó que la mujer fue trasladada a la UCI del Hospital General del Sur. “Un grupo de cirujanos y ginecólogos la operaron, le retiraron el colon y el intestino porque estaba todo necrosado, no perforado a causa de su misma enfermedad”.
400 mil bolívares en insumos y medicamentos ha gastado Edwin.