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La condena máxima que recibió Leopoldo López por los cuatro delitos que se le imputaban han disparado todo tipo de análisis en los opositores venezolanos, quienes, indignados, debatían ayer en las calles y en las redes sociales el alcance del fallo contra el dirigente, enjuiciado porque, según el Ministerio Público, su discurso "incitó a sus seguidores a generar violencia en las calles y desconocer al Gobierno nacional y a las instituciones del Estado", un argumento que para José Vicente Haro, constitucionalista, puede ser un "precedente negativo y grave" contra el derecho a la libertad de expresión y pensamiento, consagrados en el artículo 57 de la Carta Magna.
"Más allá de las lecturas políticas que se puedan hacer, la sentencia significa la disminución severa de una garantía y un derecho democrático por excelencia", advierte Haro, quien teme que dicho veredicto "pueda ser utilizado por otro jueces de la República para sancionar de la misma manera el discurso político de otros dirigentes disidentes”.
Roberto Marrero, abogado de López, no solo coincide con Haro sino que recuerda que hay una sentencia de la Sala Constitucional que explica que los políticos, en el lícito ejercicio de su oficio, pueden emitir declaraciones incómodas. "Si ellos no tienen esa posibilidad, según esa sentencia, son simplemente unos eunucos. Legalmente pueden decir casi lo que les dé la gana".
Lo más delicado para Haro son las consecuencias de la decisión, que promueve la “autocensura de otros dirigentes políticos, quienes para evitar tener un problema legal parecido al de López, van a tratar de moderar severamente su discurso y restringirse de emitir llamados para ejercer el derecho a las manifestaciones políticas, consagrado en el artículo 78 de la Constitución”.
A diferencia del constitucionalista, Marrero cree que este momento servirá para ver quiénes realmente se pueden llamar dirigentes y no les dará miedo hablar, criticar y opinar.
Exceso
Todavía para muchos venezolanos era difícil digerir ayer los 13 años, nueve meses, siete días y 12 horas de condena que le impuso la jueza a López, una sentencia -dice Haro- "desproporcionada" si se compara con la pena de 14 años y seis meses que recibió Walid Makled, un narcotraficante confeso; o los cinco años que le impusieron a los menores de edad involucrados en el asesinato de la actriz Mónica Spear y su esposo.
"De los delitos que se le imputan a López, el de asociación para delinquir es el que tiene la pena más alta, pero en el caso concreto del dirigente no están demostrados los elementos como para decir que estaba cometiendo ese delito, que es propio de la organización de delincuentes que están destinadas a recibir lucros económicos a través de una estructura sistematizada”, explica José Vicente Haro.
Es una sentencia que califica prácticamente para un homicidio, agrega Marrero. “Un homicidio con atenuantes puede dar para 12 años. Es más barato asesinar a alguien en este país que romper un vidrio de la Fiscalía y dejando claro que Leopoldo no rompió nada”, lamenta el defensor, quien asegura que, evidentemente, el Gobierno demuestra que le teme al liderazgo del dirigente de Voluntad Popular.
La opinión de los expertos
Ángel Oropeza, sicólogo social, en conversación con César Miguel Rondón
"Lo que pasó con Leopoldo López, esta sentencia arbitraria, cobarde, muy típica de los gorilismo del cono sur; no se puede sacar del contexto, que es el de un Gobierno que a todas luces está en la fase terminal de dominación. Eso no significa que va a terminar mañana, fase terminal es cuando ya solo dependes de la represión, es decir, pierdes la autoridad, la capacidad de seducción, el apoyo popular y la única base que te queda de sustentación política es reprimir. Y esa represión es física, como la vimos el día del juicio, y también es sicológica. Y esa última tiene que ver con llevar a la población a situaciones de desesperación, situaciones límites, en las que la gente piensa que ya con esto no se puede.
Esto que ocurrió con Leopoldo hay que meterlo en una continuación de estrategias que van desde inhabilitaciones a candidatos opositores a criminalización de la oposición, pasando por la guerra económica, las bolas de pelos, los estados de excepción, los minifraudes, que todo en conjunto lo que busca es tratar de convencer a la gente o bien de que el camino democrático no es rentable, no funciona, y que debe buscar otro que le sea más rentable para poder reprimir físicamente; o en todo caso, disuadirte sicológicamente para llevarte a decir que no puedes más y que por este camino no vas a ninguna parte.
"Chúo" Torrealba dijo el jueves en la noche que no se le pide a la gente paciencia sino firmeza, porque la primera de estas puede sonar asi como pasiva y firmeza es que este es el camino que se escogió y que tiene al Gobierno haciendo estas cosas, contra la pared, muy desesperado, muy angustiado porque la gente no se sale del carril electoral y va a seguir intentando mucha más cosas que van a requerir de esa firmeza, como la que mostró Manuela Bolívar y los chamos de VP".
Luis Vicente León, texto en Prodavinci
"La decisión contra Leopoldo López, en mi opinión, no representa ninguna sorpresa. Él es un preso político y lo relevante es lo que pasa en el análisis político del Gobierno sobre él, no lo que pasa en un tribunal que difícilmente puede trabajar de manera independiente en un país como este.
Lo que indica la decisión no es que Leopoldo es culpable o inocente, sino que el Gobierno considera que su liberación tiene más costos políticos que beneficios y que puede tomar ventaja de ellos.
En términos de beneficios esperados por el Gobierno de esta situación, podríamos comenzar por el nuevo tema de concentración del debate nacional, alejado de los problemas centrales del país que son netamente económicos y donde el Gobierno no tiene espacios para ganar, mientras que en los temas políticos siempre hay más margen de maniobra. Están usando una vieja estrategia política, muy útil cuando tienes problemas graves que afectan tu popularidad y respaldo: crear diferentes crisis y tapar una con la siguiente para mantener a la población alejada de la crisis que realmente más los afecta.
Pero, además, esta acción intenta unificar al chavismo alrededor de un constructo que ubica a Leopoldo López como el enemigo concreto de la revolución. En él se acumula la simbología del enemigo externo que presiona la unidad chavista para defender el legado de Chávez, más allá de si les gusta o no Maduro".