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Luego del 16-J el panorama para la oposición es más claro, cuenta con un increíble apoyo popular que escapa a la galería partidista, conjuga a todos los venezolanos que ansían un país totalmente distinto, anhelo que incluye al chavismo onírico, profundamente decepcionado, engañado.
A pesar que por más de cuatro años el oficialismo ha negado la existencia del madurismo, luego que la fiscal general se deslindara del régimen, la separación del chavismo con el madurismo se hizo evidente; el madurismo es un Gobierno basado en la violencia institucional, en la violencia represora por parte de los organismos de seguridad y paramilitares que actúan con total discrecionalidad.
Chávez vivió del populismo rentista, coincidió con el boom petrolero más alto y sostenido de la historia, en ese espejismo también hubo excesos de poder, violencia de todo tipo, pero fueron las presuntas políticas sociales su punto fuerte, la consolidación de un tejido social dependiente de ayudas públicas, genuflexo electoralmente.
Estamos en días conclusivos, el Gobierno llama a diálogo, pero esta vez "con el rabo entre las piernas", la crisis económica que inoculó, la presión internacional y la calle lo acorralan. Sectores de oposición asoman una negociación para su salida, los venezolanos en su mayoría reclaman nuevo gobierno e institucionalidad ¡de inmediato! Todo un trilema.
La joya de la corona es la pretendida "constituyente", mientras el Gobierno mantenga su tozudez inconstitucional la calle se recalentará más aún, un proceso "constituyente" sin alma de pueblo, solo dirigida a satisfacer los intereses del alto Gobierno y el de sus acaudalados allegados, impopular como pocos otros procesos. El simulacro electoral del CNE del pasado domingo fue un vergonzoso fracaso.
Si el Gobierno insiste con su "constituyente" la vía conduce a más confrontación ilógica y sin sentido; confrontación que redundará en más actuaciones deliberadas de sus emisarios del horror, pero que solo retardará su salida, añadiéndole sangre inocente. El otro escenario es retirar la "constituyente" y emprender una retirada menos dolorosa, evitando continuar enlutando al país ¡No hay más vías!.
Hoy Venezuela se resume políticamente en una población inmensamente mayoritaria que reúne opositores y chavistas desencantados, contra el "madurismo", que no es más que la exacerbación de los errores de la cuarta república y de Chávez.