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En la reunión del pasado viernes, se dictaron algunas medidas a tomar frente a los casos, sin embargo, surgieron reclamos ante la “incompetencia” en el tratamiento que se les da a estos pacientes, al permanecer en el octavo piso del ala derecha, junto a otros enfermos. “Las instalaciones son compartidas junto a pacientes con pie diabético, infecciones urinarias o respiratorias, enfermedades renales crónicas, síndromes coronarios, anginas, infartos, entre muchas otras”, explicó el personal de salud.
A pesar de que en la puerta del área está fijado un cartel el cual indica que están prohibidas las visitas al ser una enfermedad altamente contagiosa, existe un horario para los visitantes, donde entran familiares sin protección, quienes quedan propensos al contacto directo con pacientes contagiados con la difteria.
Mínima distancia
Quienes tienen la enfermedad, están recluidos en una habitación que posee dos camas, de las cuales una permanece vacía y a solo unos metros está el resto de afectados por otras patologías, “contrario a lo que debería ser”, puesto que estos pacientes deben estar en un área totalmente aislada donde existan los servicios básicos para garantizar su permanencia.
Al no tener baños algunos de esos cuartos, los afectados hacen sus necesidades en “potes” y existe el riego de que salgan al exterior en busca de una sala sanitaria. La “improvisación es galopante” y como no existe un área especial para su atención y tratamiento los “riesgos son enormes”. Un solo ascensor, sirve para trasladar a enfermos, familiares y personal que labora en la institución se expone. “No es posible que suban a un paciente con difteria acompañado de otras personas en el ascensor como si no pasara nada y eso también se debe a la falta de conocimiento”, sentencio la fuente.
Nunca pasó
La epidemia, explica el profesional médico, amerita no solo las medidas de bioseguridad en el personal de salud, sino también, un espacio exclusivo para recibir y atender a quienes llegan con este padecimiento al igual que un especialista en otorrinolaringología para ser examinados y determinar clínicamente si los síntomas concuerdan con la enfermedad.
La ausencia de este sistema de atención y control, ocasiona que las personas que llegan al hospital con la sintomatología, permanezcan hasta seis horas en el área de triaje para adultos, en contacto con el resto de pacientes hasta que son examinados. Luego son trasladados a cubículos en emergencia que “no están adecuados” y de los cuales “entra y sale todo el mundo”, a la espera de que esté disponible una cama en el octavo piso donde son “aislados”.
Quienes laboran en la institución, plantearon a las autoridades la apertura de un perímetro en el sexto piso para atender exclusivamente estos casos, pero desconocen si su planteamiento será tomado en cuenta. “Es cierto que vacunaron al personal que tiene contacto directo con la bacteria, pero no hay cobertura para todos. A los pacientes se le suministra su tratamiento normal que se basa en penicilina y eritromicina”, acotó una de las empleadas.