Padres venezolanos vieron por videollamada el entierro de su hijo en Texas

Gustavo Alfonso García Olivares, de 24 años, murió ahogado en noviembre del año pasado en el río Grande mientras intentaba cruzar a Estados Unidos

Desde Venezuela, Liliana Olivero observaba con profunda tristeza a través de su celular el entierro de su hijo, Gustavo Alfonso García Olivares, de 24 años, en el cementerio del condado Maverick, en Eagle Pass, Texas.

El joven murió ahogado en el río Grande  en noviembre de 2023 mientras intentaba cruzar hacia EE. UU y no muy lejos de allí fue sepultado el pasado jueves.

Su funeral, transmitido en vivo para sus padres y al que asistieron unas 10 personas, fue el primero organizado por Border Vigil, una organización de derechos humanos que trabaja en la región fronteriza.

“Hoy estamos tratando de recuperar algo de humanidad, no solo dando su nombre, sino también teniendo su foto y a su familia en el servicio”, declaró Amerika García Grewal, de Border Vigil, con el apoyo de Fronteras Fund.

El entierro se realizó un día después de la visita del vicepresidente JD Vance y el secretario de Defensa Pete Hegseth a Eagle Pass, ciudad que ha sido epicentro del conflicto entre el Gobierno del entonces presidente Joe Biden y el gobernador de Texas, Greg Abbott, sobre el control fronterizo. El actual presidente, Donald Trump, mantiene una estrecha sintonía con Abbott en esta política.

Los padres de Gustavo lo vieron por última vez en un video compartido por un amigo en el que aparecía agachado en un tren que se dirigía a la frontera norte de México en 2023.

Víctor García, su padre, recordó su última conversación: “Papá, voy a lograrlo. No te preocupes, ya ustedes no van a pasar más necesidad. A mi mami le voy a comprar una casa y a ti te voy a mejorar el negocio”.

Desde los 14 años, Gustavo había aprendido el oficio de barbero. Aunque su padre lo alentó a ir a la universidad, decidió emigrar en busca de una vida mejor en Estados Unidos.

“La ceremonia fue muy sentimental, triste, pero a la vez hay un suspiro de calma”, expresó su padre.

El cuerpo de Gustavo fue identificado gracias a la colaboración de la organización Operación ID. Aunque su familia quería sepultarlo en Venezuela, los costos de traslado, cercanos a los 9.000 dólares, lo hicieron imposible.

Un voluntario de la iglesia construyó un ataúd de pino blanco para el joven inmigrante. Al finalizar la ceremonia, una excavadora cubrió su tumba con tierra y sobre ella se colocó una sencilla cruz blanca. Su tumba se encuentra junto a otras dos docenas de cruces similares, en una esquina del cementerio, cerca de un cobertizo de mantenimiento.

Fuente: Telemundo.

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