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Desde el aumento del nivel de los mares en todo el planeta, el derretimiento de la capa de hielo de Groenlandia, a la decoloración de los arrecifes de coral en muchas áreas costeras, las señales del cambio climático se encuentran a nuestro alrededor.
Como sociedad global, estamos en un momento crítico, donde las decisiones que tomemos hoy, ayudarán a dar forma al clima en el cual nacerán nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos.
Sin embargo, no es sólo sobre el futuro. Hay beneficios inmediatos en mantener los contaminantes fuera de nuestro medio ambiente: aire más limpio, costos de energía más bajos y nuevas industrias en crecimiento.
Estos son los desafíos para la 21ª Conferencia de las Partes (COP21) en París, donde representantes de casi 200 naciones se reunirán del 30 noviembre al 11 diciembre próximos para negociar un acuerdo climático global para el mundo post-2020.
Ahora más que nunca, existe la voluntad social y política para tomar medidas en relación al aumento de las temperaturas globales y su efecto dominó sobre el medio ambiente.
Más de 160 países, responsables de alrededor del 90 por ciento de las emisiones globales, han anunciado sus objetivos climáticos antes de la conferencia. Este es claramente un paso adelante y un distanciamiento del pasado. Como punto de referencia, apenas alrededor del 30 por ciento de las emisiones globales de gases que producen el efecto invernadero, fueron abordadas en el marco del Protocolo de Kioto en 1997.
Estados Unidos está tomando medidas enérgicas contra el cambio climático tanto en el país, como así también trabajando con las naciones socias, con la misma finalidad. Desde que el presidente Obama asumió el cargo, Estados Unidos ha reducido las emisiones de carbono, ha triplicado la producción de energía eólica doméstica, y ha aumentado veinte veces la producción de energía solar.
Se han puesto en marcha nuevas normas estrictas de economía de combustible para que nuestros automóviles utilicen menos gasolina, para que el consumo de energía sea más eficiente y una extensión histórica de superficie de tierra y agua ha sido protegida para las generaciones futuras. Al mismo tiempo, la economía estadounidense se ha expandido, lo que demuestra que el crecimiento no está inexorablemente ligado a la producción de carbón.
De cara al futuro, el Plan de Energía Limpia, recortará las emisiones del sector energético de Estados Unidos –las cuales representan un tercio de las emisiones de carbono del país– en un 32 por ciento en 2030, y permitirá ahorrar, en el proceso, más de $50 mil millones de dólares en costos relacionados al clima y la salud.
Con países como China, India y Brasil comprometidos a reducir las emisiones, tenemos serias posibilidades de poner en marcha un plan de transformación.
En París, Estados Unidos presionará para un acuerdo efectivo que permita seguir impulsando una acción climática ambiciosa por parte de todos los países, sin dejar de reconocer las diferencias entre ellos. El objetivo es crear un marco a largo plazo –con altos estándares de transparencia y rendición de cuentas–, exhortando a las naciones a cumplir con sus objetivos a través del tiempo. A la vez, debe proporcionar a los países que lo necesiten, el apoyo financiero y técnico para un desarrollo de bajas emisiones de carbono y adaptación al cambio climático.
Las ciudades, las empresas y también las personas juegan un papel crítico en la transformación de la política climática, en acciones específicas. El ex alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, está encabezando el esfuerzo del C40, que une las megaciudades en medidas proactivas para luchar contra el cambio climático. Más de 80 empresas, entre ellas Alcoa, Coca-Cola, y Wal-Mart, firmaron el Compromiso Climático de la Ley de Empresas Estadounidenses -the American Business Act on Climate Pledge-, donde se comprometieron con acciones tales como la inversión en energías renovables y la reducción de residuos. Las personas por su parte, toman decisiones todos los días, a partir del tipo de taza de café que utilizan, hasta la forma en la que van a su trabajo, que tienen un enorme impacto acumulativo.
Con los líderes y representantes de casi todas las naciones del planeta reunidos en París, se genera una oportunidad histórica para lograr un acuerdo de largo alcance y duradero sobre el clima. Tenemos la voluntad política y la fuerza del apoyo social para hacer que funcione, pero tendremos que unirnos y ser pragmáticos a fin de llegar a un acuerdo. Para tener hoy un cielo diáfano y para un mañana más seguro, el momento de actuar es ahora.