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Un siglo después que Estados Unidos abrió el canal interoceánico para acortar distancias al comercio marítimo mundial, Panamá hacía los últimos preparativos el sábado para poner en marcha la mayor apuesta de su historia, con la inauguración de la vía ampliada, una obra faraónica, ambiciosa y llena de desafíos.
La apertura tendrá lugar hoy, después de un retraso de casi dos años en la construcción de las nuevas esclusas por parte de los contratistas europeos. Su protagonista principal será el tránsito de un portacontenedores chino que ya está en aguas panameñas del Atlántico.
A un costo inicial de cinco mil 250 millones de dólares, la obra debió estar terminada en octubre de 2014, para que coincidiera con los festejos de su primer centenario, pero la construcción de las nuevas esclusas sufrió retrasos debido a demoras por el uso del concreto para esas estructuras, conflictos laborales, una huelga de los contratistas por reclamos de supuestos sobrecostos y filtraciones detectadas a fines del año pasado.
Grupo Unidos por el Canal, el consorcio liderado por las constructoras italiana Salini Impregilo y la española Sacyr, entregó la obra el viernes, quedando pendiente una serie de reclamos suyos por presuntos sobrecostos superiores a los tres mil millones de dólares.
Sin embargo, las autoridades del canal y el gobierno panameño han dejado de lado las dificultades que atravesó la obra y en las últimas semanas montaron una campaña intensa para ensalzar la finalización de los trabajos, además de organizar actos multitudinarios en ambos lados de las nuevas esclusas para festejar el tránsito inaugural. Se esperan más de 30 mil personas en ambos actos y la presencia de ocho jefes de Estado.