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El papa visitó hoy el santuario de la Divina Misericordia en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil y, al dirigirse a cerca dos mil fieles que le esperaban en su interior, bromeó: “Les doy la bendición. No, no les voy a cobrar nada, pero les pido, por favor, que recen por mí. ¿Me lo prometen?”
Francisco al santuario que tanto había deseado visitar y permaneció cerca de quince minutos en los que saludó a los fieles y a los enfermos.
Después invitó a los presentes a rezar a la Virgen, les dijo que los “llevaba a todos en el corazón” y que pediría a Dios por todos los que estaban en este lugar para que les concediera “mucha misericordia”.
Después les dijo que le iba a impartir la bendición y bromeó: “Pero no les voy a cobrar nada”, lo que provocó las risas de los presentes.
Como es habitual, Francisco les pidió al despedirse que rezaran por él y les agradeció su “testimonio cristiano”.
El Papa tras bajar dela avión también posó en selfis con jóvenes que conformaban el camino de honor.
El vicepresidente de Ecuador, Jorge Glas, recibió al sumo pontífice en el aeropuerto de Guayaquil, donde decenas de niños apostados a un costado del avión llevaban banderas en honor al visitante.
En el sitio, también el canciller Ricardo Patiño y el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, entre otros, saludaron al sumo pontífice que, al paso por la alfombra roja, posó en selfis y abrazó y bendijo a niños.
El papa abordó un modesto automóvil gris con la bandera de El Vaticano al salir del aeropuerto para iniciar sus actividades en Guayaquil, ciudad que abandonará esta misma tarde.