Esto no se trata de soplar y hacer botellas para sacar a la nación del estado ruinoso al que la han llevado. También es necesario comprender que el apoyo internacional humanitario y financiero es fundamental e imprescindible en el manejo de esta crisis
Cualquier iniciativa de organización ciudadana para confrontar un Gobierno totalitario debe ir más allá de los partidos políticos y convocar a todas aquellas asociaciones gremiales, sindicales, vecinales, empresariales, comerciantes, entre otros, para tener un verdadero impacto en la vida política del país, con un enlace internacional que busque apoyo desde el exterior y sirva de puente para dar a conocer al mundo la propuesta de país que se debe presentar, para generar credibilidad.
Para ello se debe formular un proyecto político, social y económico, creíble y transparente; exento de demagogia y politiquería ramplona, de la que ya estamos cansados desde hace más de 40 años; donde los ciudadanos estén conscientes de los grandes sacrificios que se avecinan para la reconstrucción del país; que esto no se trata de soplar y hacer botellas para sacar a la nación del estado ruinoso al que la han llevado.
También es necesario comprender que el apoyo internacional humanitario y financiero es fundamental e imprescindible en el manejo de esta crisis; es impretermitible asumir desde todo punto de vista la dolarización y desestatización de nuestra economía, para darle cabida al capital privado nacional e internacional; asimismo, se desmantelaría al sector parasitario de la economía, que vive de la especulación del diferencial cambiario sin producir un tornillo para el país.
De igual forma se limitaría la práctica populista de los gobiernos de turno, donde el BCV no podría emitir dinero Fiat para monetizar los obscenos déficit fiscales, generados de la aberrante instrumentación de políticas oclocráticas.
La necesidad de un nuevo texto constitucional para el país, el cual debe tener una viabilidad financiera, donde no se trate simplemente de crear un derecho, sino de establecer los mecanismos de financiamiento creíbles y sustentables de los mismos; más aún en economías como la nuestra con severos problemas de heterogeneidad estructural y altos niveles de informalidad; que limitan el estado de bienestar y la distribución más equitativa del ingreso.
Se requiere refundar la república sobre la base de nuevas instituciones cuyas autoridades sean escogidas mediante procesos de elección popular o concurso público, según sea el caso; sometidos al arbitraje y escrutinio de representantes de las organizaciones no gubernamentales, universidades, colegios profesionales, Iglesia, etc. Para hacer dicho proceso de escogencia más transparente y legítimo; y a las autoridades, completamente independientes del resto de los poderes del Estado.