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Flotando en un jagüey del cementerio El Edén hallaron el pasado domingo a las 6.00 de la tarde, el cadáver de Beby Pablo Sijuana, de 28 años. Los familiares del obrero presumen que cayó al agua por accidente, había consumido bebidas alcohólicas desde el sábado en la mañana.
Sentada a las afueras de la morgue forense, Liliana Sijuana, hermana del fallecido, no podía contener su dolor, las lágrimas le corrían por el rostro cuando recordaba la forma en que murió. “Que Dios me ayude”, repetía una y otra vez.
El día del accidente, el muchacho salió de una casa en el barrio Jerusalén II, vía a La Concepción, no dijo hacía donde se dirigía, lo único que alcanzaron a observar sus familiares era la botella de licor que llevaba debajo del brazo, comentó un allegado a los Sijuana.
Las horas transcurrieron sin que nadie supiera de su paradero hasta que uno de sus hermanos entró al campo santo, caminó dos cuadras y lo halló sumergido boca abajo. Reunió fuerzas de donde pudo y lo sacó del agua, apartó los restos de las plantas que tenía enredadas en el cabello y le dio respiración boca a boca, resultó inútil.
Luego de dejar el cuerpo del joven tendido sobre la arena corrió en busca de ayuda, entre sabanas cargaron al occiso, mientras unos lo sostenían por los pies otros los hacía por las manos.
En un Centro de Diagnóstico Integral los médicos de guardia certificaron su deceso. Hasta el momento los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica manejan el caso como una averiguación muerte.