El video de un perrito que, pese a sus limitaciones físicas, dio una lección de felicidad emocionó a miles de usuarios de las redes sociales.
Un pequeño perro de pelaje marrón, acompañado por su dueño, recorría un paseo costero con ayuda de una silla de ruedas adaptada.
El animal caminaba con dificultad, sus patas traseras inmóviles, sostenidas por una estructura metálica con dos pequeñas ruedas. Pero nada en su expresión transmitía pena. Al contrario.
En el clip se le ve la lengua fuera, las orejas erguidas y el cuerpo vibrando de energía cuando avanza con determinación hacia la arena. Algo lo llamaba, y nada, ni siquiera su discapacidad, parecía tener la menor posibilidad de detenerlo.
Levanta la cabeza, detecta algo y, con el impulso de un rayo de sol, se lanza a toda velocidad. Lo que había visto era a otro perro, negro, esperándolo junto a la orilla de la playa. Al encontrarse, los dos comienzan a jugar sin parar, corriendo uno detrás del otro, como si no hubiera límites ni barreras.
No se conocen demasiados detalles sobre el pasado de este animal. Se intuye que, como muchos otros, pudo haber sufrido un accidente o una enfermedad degenerativa.
Lo cierto es que, lejos de haberse apagado, su espíritu parece haberse multiplicado. Su dueño lo acompaña con calma, sin decir una palabra. Lo deja ser.
En menos de 24 horas, el video acumuló más de dos millones de visualizaciones, decenas de miles de “me gusta” y cientos de comentarios llenos de cariño, admiración y agradecimiento.
Solo quiero ser uno de ellos… pic.twitter.com/885bmkObUz
— Dilo con perritos (@DiloConPerritos) March 13, 2025
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