En Venezuela siempre las soluciones mágicas han sido atractivas, no importa si vienen bajo la figura de un caudillo salvador o una intervención extranjera que restaurará el orden perdido. Las soluciones mágicas no solo son irreales, sino perjudiciales para lo que realmente se requiere
Un nuevo año es un símbolo de comienzo, de cerrar ciclos pasados y abrirse a una nueva etapa. Aunque en términos reales el tiempo no se detiene, y lo que venía desde el pasado continuará con sus efectos hacia el futuro, igual se asume dicha actitud. Desde el punto de vista personal es momento de fijarse nuevos retos, de intentar dejar en el pasado lo negativo, es en otras palabras un tiempo para asumir una actitud de renovación. Lo mismo ocurre a nivel colectivo, se refuerzan nuevas esperanzas, algo muy acentuado en estos días en Venezuela, haciendo una especie de “borrón y cuenta nueva” se decreta que el año que inicia será el definitivo, el cierre/comienzo de una etapa.
Más allá del hecho concreto que realmente el tiempo fluye sin esos cortes artificiales, la realidad es que las energías renovadas pueden generar cambios importantes, tanto a nivel personal como colectivo. Sin embargo, un factor clave es aproximarse a las situaciones que se enfrenta desde una perspectiva distinta. En este sentido, el guerrero japonés Miyamoto Musashi (1584 – 1645) en su Libro de los cinco anillos (1645) presenta una serie de reflexiones producto de su experiencia en el combate, las cuales traducidas a clave del presente delinean algunos principios estratégicos interesantes de analizar, los cuales por ser sencillos parecen obvios luego de ser leídos.
“En estrategia es importante ver las cosas distantes como si estuvieran cerca y tomar una mirada distante de las cosas cercanas”, es una de las recomendaciones que hace Musashi. Esta frase tiene implicaciones importantes tanto a nivel personal como colectivo, con respecto a este último particularmente en Venezuela puede ser muy útil, pues el país se ha enfrascado en una guerra de trincheras en la que poco se avanza en un sentido u otro, salvo en mayor destrucción. Sin embargo, lograr esa nueva mirada es complejo, pues implica dejar de lado muchas pasiones, se requiere un alto grado de objetividad para poder colocar las situaciones en perspectiva.
Una de esas grandes rupturas con la manera como ha venido aproximándose a la realidad venezolana es asumir que en el país se ha conformado una nueva estructura social (o al menos está en pleno proceso de formación). Esa estructura incluye un Estado disfuncional, una economía que se mueve en una frontera gris entre la legalidad y la ilegalidad, un sector delictivo cada vez más organizado y con mayor poder, y una gran proporción de la población que se encuentra sobreviviendo. Estas son algunas de sus características, y asumirlas es el primer paso para abordar la situación e intentar cambiarla, pero comprendiendo que la misma es parte de un proceso y su sustitución es compleja.
Musashi menciona en reiteradas ocasiones tres aspectos claves en su éxito como guerrero, dos de ellos son conocer el contexto en el que se desarrollará la lucha y el ritmo (entendido como una sincronización adecuada con el transcurrir de los eventos). Señala Musashi que una estrategia implementada en el tiempo incorrecto es inútil, en tanto que insiste en que la posición de ventaja durante el combate es clave para obtener la victoria, y esto se logra a partir de un conocimiento adecuado del terreno. Lo señalado en el párrafo previo apunta justamente a estos dos aspectos, conocer el terreno real en el que la lucha política se da hoy en Venezuela, y comprender los tiempos históricos.
El tercer elemento que Musashi menciona reiteradamente es la práctica, el perfeccionamiento de cualquier técnica requiere dedicación, y esta por lo general implica paciencia. En Venezuela siempre las soluciones mágicas han sido atractivas, no importa si vienen bajo la figura de un caudillo salvador o una intervención extranjera que restaurará el orden perdido. Las soluciones mágicas no solo son irreales, sino perjudiciales para lo que realmente se requiere, como es el trabajo continuo, el esfuerzo, la paciencia, y en especial comprender que los cambios son graduales. En este nuevo año es fundamental atreverse a abordar la compleja situación de Venezuela desde otras perspectivas.