Barry
Giancarlo Stanton creció como fanático de los Dodgers, y recuerda cuando iba al estadio a ver los partidos contra los Gigantes de Barry Bonds.
“Es una de esas cosas que uno nunca olvida, lo fuerte que eran los abucheos”, rememoró Stanton.
Bonds le bajó el volumen a los abucheos al mantenerse fuera de la luz pública desde 2007, su último año en Grandes Ligas. Ahora, el rey de jonrones del béisbol, una figura que divide opiniones como pocas en el deporte, está de vuelta en las mayores como coach de bateo de Stanton y los Marlins de Miami.
Bonds utilizó su habitual número 25 y sonrió al conversar con un grupo de periodistas hoy en el día de prensa en Marlins Park. La sesión no incluyó abucheos ni preguntas sobre esteroides, y sólo una breve referencia al Salón de la Fama, donde el extoletero todavía no ingresa tras ser rechazado en la votación en los cuatro últimos años.
El exastro de los Gigantes recibió el 44 por ciento de los votos en enero, la máxima cifra desde que está en la papeleta, pero lejos del 75 por ciento que se necesita para ingresar a Cooperstown. De todas formas, dijo que se considera como un miembro del Salón de la Fama.
“No hay un solo jugador que jamás haya dicho que no pertenezco” al Salón, afirmó. “No hay un solo coach que me haya entrenado que diga que no lo soy. Para mí, en mi corazón, y Dios lo sabe, pertenezco al Salón de la Fama”.
Bonds probablemente escuche algunos abucheos esta temporada, pero hasta ahora su regreso a las mayores sólo ha provocado elogios de los jugadores de los Marlins, que no tiene reservas por trabajar con un toletero cuyo legado se vio empañado por las acusaciones de uso de esteroides.
Stanton se expresó entusiasmado por la oportunidad de aprender de Bonds, a pesar de una selección de palabras que levantó cejas.
“Voy a ir al laboratorio, trabajar y ver qué nos inventamos”, indicó.
Bonds tendrá como pupilos a Stanton, al campeón de bateo de la Liga Nacional Dee Gordon y al veterano japonés Ichiro Suzuki, entre otros, cuando el plantel completo llegue a los campos de entrenamiento el martes en Jupiter, Florida.
“Puede ayudarnos a todos”, comentó el infielder Chris Johnson. “Si no puedes aprender algo de él, entonces no sé quién pueda ayudarte. Tendrías que ser idiota para no sacarle toda la información que puedas”.
Bonds está de acuerdo. Dijo que sabe lo que funciona en el plato, si un jugador está dispuesto a dedicarle el tiempo que necesita, y como mentor, considera que puede ser como otro Willie Mays.
“Es fabuloso estar en esta situación, como estuvo mi padrino Willie”, señaló.
Bonds dijo que la pretemporada es el momento para desarrollar química entre compañeros. Indicó que ya conocía a Stanton, quien jugó contra el hijo de Bonds en la secundaria en Los Angeles y creció siendo fanático del toletero de San Francisco.
“Mi hermano y yo solíamos pelearnos por su tarjeta de novato”, recordó Stanton. “Todavía tengo un par que le robé”.
Bonds es el máximo jonronero en la historia de las mayores, con 762 bambinazos, y fue elegido Jugador Más Valioso de la Liga Nacional en siete ocasiones. De todas formas, los Marlins lo tratan como a cualquier otro, y el pitcher cubano José Fernández bromeó que puede batear más lejos que su nuevo coach de bateo.
“Más le vale, porque yo tengo 51 años”, respondió Bonds con una sonrisa. “Si no lo hace, es terrible”.