Pero sobre todo el de la resurrección gloriosa. El portal de Belén debe convertirse, más que en un espacio geográfico o una referencia histórica para el cristianismo, en un estado del ser humano, vamos a prepararnos con entusiasmo y alegría para recibir a Jesús, hijo de María
Los días de este mes de diciembre transcurren en una suerte de alegría contagiosa que nos hermana y nos ayuda para celebrar por encima y a pesar de las dificultades. Es una característica del pueblo de Venezuela, caribe, emprendedor, audaz, siempre optimista.
Bendición de Dios es ese carácter de nuestra gente, que en las más duras condiciones se levanta empinado en su potencial extraordinario para ver construir el porvenir.
Días de reflexión y de propósitos nuevos para todos. Para gobernantes y gobernados, el tiempo de adviento, preparando el corazón para la celebración del cumpleaños de nacimiento de Jesús de Nazareth. En cada casa el pesebre, hecho con lo guardado cuidadosamente desde hace un año, igual que la tradición del arbolito y los regalos.
Son días de encuentro en familia, de contacto amoroso, por las vías de la modernidad, con los que no están en la casa, con los que salieron buscando mejorar su situación.
Reflexión y peticiones a Jesús Niño, a su madre, por el cuidado y la unidad de la familia, por la gente nuestra, por la vida nuestra.
Dios Niño, Dios humanado, ha de oír nuestras plegarias, nos va a ayudar para construir en paz, para crecer en paz. Para entendernos como personas, como venezolanos sobre todas las diferencias.
Que nos animemos todos en estos días de aguinaldos y natividad para construir juntos, aquí en esta patria, el reino de paz, de amor, el único posible que vino a predicar y mostrarnos El Niño Jesús, que es el mismo hijo del carpintero, el de los milagros, el de la cruz. Pero sobre todo el de la resurrección gloriosa.
El portal de Belén debe convertirse, más que en un espacio geográfico o una referencia histórica para el cristianismo, en un estado del ser humano, vamos a prepararnos con entusiasmo y alegría para recibir a Jesús, hijo de María, un ejemplo de fidelidad, que sea la familia de Nazaret la que llegue a cada uno de los hogares. Son muchos los pensamientos y propósitos que nos orienta el pesebre y la Navidad.