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La justicia tarda, pero no olvida. Ayer, unos cinco años después del asesinato del comisario José “Pepo” González (38), director de Polimara, y su hijo, Jhon Henry González (18), ultimaron a uno de sus asesinos. La Policía científica encontró a Édgar Manuel Ospino Pirona en el barrio Las Praderas y lo liquidaron.
Al sospechoso lo interceptaron a las 4.00 de la tarde en la calle 86 con avenida 95L de la parroquia Francisco Eugenio Bustamante. Según los testigos, compraba unos cigarros. Al ver las patrullas les disparó con un arma Astra Uncita y Cia, calibre 6.35 milímetros. En la balacera, lo hirieron, lo llevaron a un centro de salud, pero ingresó muerto.
Ospino tenía orden de aprehensión del juzgado 10 de Control en Zulia desde mayo de 2011. Según las investigaciones, al comisario y a su hijo los mataron para robarlos en el sector Amparo. El 13 de febrero del 2014 lo condenaron a 15 años de prisión por los delitos de homicidio calificado con alevosía y por motivos fútiles innobles al igual que uso de documento falso y usurpación de identidad. No cumplió la sentencia.
En el doble homicidio imputaron a Kenny Villalobos, Nerio Bayona, Gerardo Sánchez y Ricardo Fuenmayor. Los procesaron por los delitos de homicidio calificado con alevosía y por motivos fútiles e innobles, robo agravado y asociación para delinquir, mientras que Alejandro Pareja de La Rosa, sigue libre.
Todos pertenecían a la banda Los Cujicitos, liderada por Raúl Montaño Fernández, apodado el “Guajiro Blanco”, lo ultimaron el 8 de mayo del 2011. Sus propios compinches lo sentenciaron luego de que diera la orden para robar una camioneta el Día de las Madres. En 72 horas el caso fue resuelto policialmente tras un operativo de comisiones mixtas del Dibise, en el que participaron 80 funcionarios y expertos.