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Miles de venezolanos firmando para cambiar un Gobierno que ha fracasado en todos los aspectos posibles es una invitación a la esperanza. Ver algunas fotografías que circularon por las redes sociales, en las que personas claramente identificadas con el chavismo, funcionarios policiales e inclusive militares activos, aparecen firmando para activar el referendo revocatorio es la imagen de un país que aún cree en la democracia. Sin duda se trata de un primer paso muy importante, el cual forma parte de una larga ruta que ya muchos han analizado.
Por su parte, el Gobierno sigue sembrando las dudas en torno a la viabilidad cierta del revocatorio como mecanismo para que se dé un cambio en el país, para ello coloca todas las trabas posibles, buscando así desmoralizar y una vez más intentar usar la ley a conveniencia. Y es precisamente en este punto en el que la sociedad venezolana que quiere un cambio no debería entramparse, claro que los partidos políticos que han liderado esta iniciativa deberán seguir su dura faena de superar obstáculos “leguleyos”, pero la lucha de fondo es moral, y en ese sentido seguir sumando voluntades es el gran logro por venir.
Para nadie es un secreto que no solo la revolución se ahogó en su propia corrupción, sino que al final la Venezuela de hoy está en peores condiciones que hace 17 años. Es claro que mas allá de ideologías y discursos utópicos, los resultados concretos es de una gestión que simplemente logró quebrar un país que debería estar ocupando los primeros lugares de la región, y por qué no en el mundo, en cuanto a indicadores de salud, educación, seguridad, vivienda, y en general calidad de vida. Pero lo que parecía imposible ocurrió, hoy en día el país se encuentra en la cola de los países de América Latina.
Cualquier racionalidad moderna diría que ante semejante fracaso las instituciones del país servirían como mecanismo para promover un cambio de gobierno, pero ese no es el caso venezolano. Por el contrario, se ha dado un secuestro institucional por unos pocos, cómplices de las penurias a las que se ha sometido a todo un pueblo. Y frente a esa realidad pre moderna, por no decir bárbara, una gran parte de los venezolanos sigue apelando a principios democráticos, en parte por convicción y en parte tal vez porque es el único camino que conoce. Y es en ese acto fundamentalmente Moral en el que descansa el país por venir.
La ruta del revocatorio, como cualquier otra que se elija, no será fácil. Frente a un grupo de personas que se enamoró del poder no hay camino fácil para que lo dejen. Pero la historia está llena de ejemplos en los que pequeños actores morales y mucha voluntad pueden lograr grandes cambios, tan impensables como unir razas que llegaron a odiarse o liberar países en base a una idea. Nadie debe dudar que lo logrado esta semana, con la movilización de miles de personas firmando sea un logro, que los tecnicismos que tratan de imponerse son tan solo intentos desesperados por detener una voluntad que empieza a canalizarse.