Polilagunillas, en “emergencia”

Las patrullas carecen de cauchos, baterías y hasta parachoques. Los oficiales no tienen radios para comunicarse ni chalecos. Los consejos comunales denuncian que la intervención de la institución los dejó a merced del hampa. Exigen al Ejecutivo nacional les regrese a sus oficiales

La operatividad y la capacidad de respuestas a la comunidad de la Policía municipal de Lagunillas (Polilagunillas) está en riesgo desde el 19 de enero de 2015, cuando el Ministerio para Relaciones Interiores, Justicia y Paz decidió intervenirla para adecuarla al nuevo sistema policial. A partir de ese momento y por denuncia de oficiales y vecinos comenzó el deterioro de la institución y decayó el servicio por fallas en el parque automotor e infraestructura.

La institución está en «emergencia, de 17 patrullas solo dos están operativas, el resto está a la espera de sustitución de baterías, neumáticos y parachoques y de 30 motos solo sirven 12, están dañadas por falta de mantenimiento y sustitución de repuestos. La situación provoca el bloqueo operacional y por ende la falta de respuestas a la demanda de la población», denunció una fuente policial, que mantendremos en anonimato para evitar represalias laborales.

Los 223 funcionarios carecen de baterías de los radios portátiles. «El sistema de repetidoras está quemado, esto representa un arma de doble filo que repercute en la integridad de los oficiales. Los chalecos están en desuso y no nos dotan de uniformes desde hace cuatro años».  

La infraestructura se deteriora por falta de mantenimiento. «Según la sentencia dictada en los tribunales penales, nos tienen como sitio de reclusión para los procesados. En un área hay 17 presos y en otra cuatro detenidas, todos duermen parados. El 2 de mayo, Carlos José Mogollón Fernández se fugó del comando. El hacinamiento en los calabozos se incrementa, las celdas dispuestas para detenciones preventivas ahora son permanentes».

Sin patrullaje

La comunidad se organizó y desde marzo empezaron a exigir mayor seguridad. Ocho consejos comunales de la parroquia El Danto, al sur de Ciudad Ojeda, acompañados por estudiantes y vecinos cerraron el paso por la carretera N, a la altura de la urbanización Rancho Bello. «Somos una parroquia que no cuenta con un comando policial, como sí lo tienen las otras. Estamos en desidia», dijo Alexis Paz, vecino que participó en la manifestación.

Para calmar los ánimos, les prometieron una reunión con los cuerpos de seguridad e incremento del patrullaje en las zonas más inseguras. Nunca cumplieron. 

En mayo, en una reunión realizada en la sede de la Asociación de Comerciantes e Industriales de Lagunillas (Acil), los representantes de la Policía Municipal, del Cuerpo de Policía Bolivariana del Estado Zulia (CPBEZ), Alcaldía de Lagunillas y comunidad en general, propusieron la realización de un cabildo abierto para contrarrestar los índices delictuales. Hasta ahora no se ha efectuado.  

En la primera semana de junio, la comunidad denunció que el hampa atacó tres escuelas. Los representantes de los consejos comunales y de los centros académicos con sede en Ciudad Ojeda, se pronunciaron y exigieron que cese la intervención de Polilagunillas. Desde que la institución está en revisión se incrementaron los robos de vehículos, vivienda y vehículos, los atracos y sicariatos. Estiman que en lo que va de año la inseguridad se disparó 70 por ciento, cuando el año pasado había descendido 40 puntos. 

Los reclamos de los vecinos los ignoró el Ejecutivo nacional y la Comisión para la Reforma Policial, los cuales el 18 de junio extendieron, a través de la Gaceta Oficial 40.685, la intervención de la Policía municipal por otros 90 días. Mientras continúa la revisión, la comunidad sigue a merced del hampa.

Voces

«La inseguridad no respeta ni a los uniformados, y para muestra un botón el hecho donde murió un petejota para quitarle su carro».

Yendry León. Dirigente vecinal del sector La L

«Cada vez que llamo a Polillagunillas acuden y nos dan respuestas. Es lamentable que los funcionarios no cuenten con las condiciones mínimas para trabajar».

Alexis Chirinos, dirigente de Las Vegas II.

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