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Maracaibo se sume en la delincuencia, mientras que la Policía municipal se extingue desde que intervinieron el 25 de febrero de 2015. Sus mil 24 oficiales se redujeron a 692, no tienen patrullas, uniformes, armamentos ni salarios dignos.
"Algunos trabajan en gomas porque no les han cambiado las botas", dijo un oficial a La Verdad. Denunció que los chalecos antibalas están vencidos desde abril de 2015, salen a la calle con tan solo tres o cuatro balas, las patrullas y las motos se encuentran insservibles y los dotaron de uniformes por última vez en 2014.
Sin papel higiénico, sin hojas blancas para imprimir y sin tóner. "Los oficiales tenemos que sacar de nuestro bolsillo para trabajar". Por falta de patrullas, en los cuadrantes Olegario Villalobos, Juana de Ávila y Santa Lucía, salen cinco funcionarios por camioneta y dos por moto.
Paralizado
Una fuente ligada a la institución explicó que frente a la estación de servicio "bomba caribe", en la avenida Guajira, comenzaron a construir una sede policial que atendería al norte de Maracaibo. Desde la intervención "quedó paralizado" y se abandonó el proyecto. "La obra la pararon al estar en un 70 por ciento culminada".
El único comando con el que cuentan es la Coordinación Policial noroeste en la Vereda del Lago. Ya que la del oeste, en La Rotaria, está como depósito, desde la presunta intervención vecinal en marzo de 2014. En ese edificio hay aires acondicionados sin instalar, ya que los oficiales temen que la comunidad se los roben.
Para el informante, las sedes cada día están en deplorables condiciones. Recordando que el año pasado en la Vereda tuvieron un bote de aguas negras por falta de mantenimiento.
"Menos del mínimo"
Con un salario de ocho mil 746 bolívares mensuales, los funcionarios de Polimaracaibo se sienten desplazados. Los oficiales explican que durante la gestión del abogado José Luis Alcalá Rhode ganaban tres veces más del salario mínimo establecido por el Gobierno nacional. Tras la intervención no les han aumentado y "cobran por debajo del, ahora, salario mínimo".
"A veces compramos las balas, arreglamos motos o patrullas". Los funcionarios lamentan el retroceso de la institución. Entraron hace años con el sueño de hacer carrera policial, pero les estancaron el proceso.