Por la amnistía votó el pueblo

Una ley o un decreto de Amnistía a todos los “presos políticos” es per se un acto de confortamiento espiritual nacional y un llamado sensible a la conciencia ciudadana

El engendro heredero, después de recibir la “paliza más grande de su vida” el 6-D, por parte del pueblo bravo y rebelde de Venezuela, no asumió con humildad y con espíritu democrático la derrota infringida; por el contrario, mantiene su actitud de siempre: arrogancia, procacidad, irracionalidad e insania gubernamental.

El soberano del cual hablaba el “Comandante eternamente enterrado”, como el máximo y genuino protagonista del poder, tomó una decisión y ésta en sus apéndices motrices lleva el eslogan de la irreversibilidad. La MUD fue el instrumento político y electoral que el soberano estableció como base estratégica para consolidar sus deseos y su esperanza. La MUD, fiel a esas exigencias: deseos de cambios de la economía y Amnistía general para los presos políticos, entre otras, ha establecido los parámetros a seguir para establecer estrategias legislativas, de acuerdo a la CNRBV, que concreten esos deseos imperativos dados por el supremo en la voluntad popular.

Esos venezolanos, que hoy permanecen en las mazmorras padeciendo los más viles embates de la policía política y de grupos militares, que han sufrido no solamente por el irrespeto a su dignidad humana, sino también a la de su familia, merecen ser recompensado por la patria, por su pueblo y por la justicia divina. Una ley o un decreto de Amnistía a todos los “presos políticos” es per se un acto de confortamiento espiritual nacional y un llamado sensible a la conciencia ciudadana, de defensa de la integralidad de los DDHH. 

Para desgracia del engendro heredero y del patán, que pronto será ex de la AN, los cambios por venir con el rotundo triunfo de la Venezuela progresista, democrática y amante de las libertades ciudadanas, alcanzado el 6-D, serán determinantes para construir, entre todos, ese cambio institucionalizado en las urnas y que le dieron al pueblo una rotunda satisfacción por el devenir histórico. Si el engendro heredero, como lo ha manifestado, se opone a la Amnistía de los presos políticos; entonces, se opone también al poder soberano y este es la voz de Dios. El engendro en vez de hablar tantas pistoladas, debería renunciar para que podamos avanzar al desarrollo y potencialidades humanas, políticas, económicas, sociales, éticas de nuestra Venezuela. La libertad ¡YA! de los presos políticos es una orden indeclinable y no existe nada que la detenga, menos unos bastardos como los comunistas del régimen.

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