Por la boca muere el pez

La Venezuela de hoy requiere de un titánico esfuerzo, debemos enfrentar a un régimen originado en una intentona golpista criminal que fracasó en el año 1992 en dos oportunidades

La separación de Timoteo Zambrano del manejo de los asuntos internacionales de la MUD, debe ser aceptado como una consecuencia lógica de su conducta inconsulta, abstracción hecha de que fueran razonables, exactas o inexactas. Su censura es consecuencia del mal que azota a la disidencia venezolana, en la cual cada grupo o quien quiera expresar a motu propio lo que quiera, sin medir sus consecuencias y como afecta la estrategia que al efecto pudiera estar en marcha. La gran tragedia es la desesperación de los figurones (y son muchos), que aspiran brillar y subir de rango político aprovechando a ciegas la dolorosa situación del país.

Es oportuno recordar que las dictaduras del siglo XX que azotaron a Venezuela, requirieron de una unidad patriótica, de elevados principios y cohesión para formar una intelectualidad y militancia, que aun siendo heterogénea, asumieron un fin común. Contra la dictadura de Pérez Jiménez, el mosaico político opositor y clandestino logró integrar a sectores antagónicos social, económico, religioso e ideológico, en un pensamiento único: derrocar y extinguir la dictadura. Y se logró.

La Venezuela de hoy requiere de un titánico esfuerzo, debemos enfrentar a un régimen originado en una intentona golpista criminal que fracasó en el año 1992 en dos oportunidades y que gracias a Rafael Caldera, lo oxigenó, perdonando a los insurrectos y abriéndoles las puertas políticas, bajo la tutela y patrocinio del comunismo castrista, quien al efecto sentía un desbocado apetito por nuestro petróleo. Así llegó Chávez al poder y nos sometió a sus designios delirantes, pero intoxicado de una gran ignorancia y una sumisión total a los Castro. Su heredero, hoy Presidente, sigue el rumbo ruinoso de un país desbastado moral y económicamente.

Para luchar contra esta institución corrupta que ha destruido el país, se requiere unidad de acción, sin figurones disociantes, ni lambiscones oportunistas. Se pelea contra una organización internacional que aglutina a los regímenes más perversos del planeta, sin respeto a nada que no sean sus abruptas decisiones. Esa realidad no es percibida por nuestros compatriotas disidentes. Juegan al ritmo de lo que la internacional del crimen, ordena al Gobierno venezolano, sin creatividad ni solidaridad, nada  se obtendrá. Aún hay muchos Timoteos y pocos Betancourt, Andrés Eloy, Jóvitos, Luis Beltrán, Gustavo Machado, Valmore Rodríguez, etc.

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