El Socialismo era precisamente, el sistema que surgiría de la disolución del capitalismo, a consecuencia de las contradicciones entre propiedad privada y la tendencia hacia la concentración técnica, industrial y financiera
La ideologías de izquierda ya sean Socialismo o comunismo, o el primero como etapa de transición al segundo, fracasan porque su filosofía está basada en fines (estado de bienestar), pero no medios (como lograrlo), es decir ni el mismo Karl Marx en sus tres versiones del capital pudo explicar o sustentar los mecanismos de política económica factibles para la implantación del Socialismo como la etapa previa al comunismo.
Se trató simplemente de corrientes doctrinales o empíricas, imprecisas y poco sistemáticas, basadas en el sentimiento de la miseria obrera, que ofrecían más buenos deseos que soluciones efectivas y duraderas, para resolver los problemas de desigualdad social existentes entre las diferentes clases sociales de la sociedad moderna. Por ello el mismo Karl Marx más tarde las calificaría de teorías utópicas.
Su idea esencial es la de un régimen basado en una economía organizada y planificada de forma centralizada, dirigida por quien controla el poder del estado desde sus diferentes instituciones, en especial los poderes públicos para imponer su filosofía del materialismo dialeéctico la cual preconiza al Socialismo como el término precisamente de la evolución histórica.
El Socialismo era precisamente, el sistema que surgiría de la disolución del capitalismo, a consecuencia de las contradicciones entre propiedad privada y la tendencia hacia la concentración técnica, industrial y financiera, la distorsión entre la progresiva proletarización y las dificultades planteadas a la absorción de mercancías por un proletariado cada vez más numeroso y pobre, lo cual arrastraría, indefectiblemente al capitalismo hacia su descomposición.
Por ello el Socialismo emergería como un sistema producto de la superación de las contradicciones internas del capitalismo, fundamentada en la propiedad colectiva de los medios de producción, con lo cual desaparecería la oposición de clases, para una supuesta distribución más justa socialmente de la riqueza, donde cada miembro de la sociedad socialista recibiría medios según su capacidad y necesidades, pero no explican cómo.
Ahora bien toda esa retórica teórica estéril antes planteada, da al traste con la realidad, porque cuando el socialismo se ha implantado, el mismo no ha sido el resultado de la evolución histórica del capitalismo, sino al contrario, ha sido efecto exclusivo de la acción revolucionaria y precisamente en países de economías poco desarrolladas, razón por la cual surge el revisionismo marxista a fines del siglo XIX con Edward Bernstein (1850-1923).