Mientras
En general la mayoría de los comentaristas y articulistas, con algunas pocas excepciones, como es el caso de Julio Portillo y Juan Carlos Fernández, pareciera que por motivos que desconozco tienden a tapar la realidad que sufrimos en el país. La mayoría se extiende en repetir que la causa de la severa crisis venezolana es la inflación, el alto costo de la vida, la falta de medicinas, la escasez de alimentos, la inexistencia de repuestos prácticamente de todo tipo, etc.
Sin duda que esta es una realidad, de la que estamos conscientes todos los que habitamos en esta bendita tierra, y que según pasa el tiempo tenemos que tratar de adaptarnos en lo posible, a la tragedia que el régimen somete al país. Pero… ¿por qué no hablar claro? ¿Por qué no enfatizar que sufrimos un régimen castrocomunista soviético, militarista?. Mientras no reconozcamos esta realidad política con valentía y patriotismo, no lograremos rescatar a la Venezuela que tuvimos y que no supimos defender debidamente.
La oportunidad para tomar un paso firme en la dirección correcta, es el domingo 15-O, con nuestro voto. Resulta inaceptable y vergonzoso que quienes el 4-F de 1992, descarada y sangrientamente violaron su juramento de lealtad al país y a las Fuerzas Armadas; ahora se atreven a amenazar a quienes hemos tratado constitucional y democráticamente de producir un cambio urgente.
Los venezolanos tenemos la obligación de ir superando los posibles obstáculos y limitaciones; ejercer el derecho al voto es nuestra única arma. Tal vez así inspiramos la salida de Maduro como lo hizo el dictador Pérez Jiménez, distinguido por su nacionalismo.
El objetivo es despojar al régimen de todas las gobernaciones posibles, porque así se lograría desde el punto de vista político, el reconocimiento internacional de que los ciudadanos venezolanos, queremos la paz derivada de la democracia, la libertad y la justicia. Desde el punto de vista económico, una mejor distribución de los situados constitucionales de cada estado. Sobre todo el aseguramiento de la descentralización en las áreas más sensibles de la alimentación, seguridad y salud.
No menciono la educación, que aunque es una prioridad que debemos privilegiar, quizá en un primer momento debamos concentrarnos en lo más acuciente. Es evidente que la crisis que sufrimos no la entiende ni le importa al régimen
¡Adelante jóvenes que están marcando el camino, los seguimos con la convicción de lograr el cambio y el anhelo de disfrutarlo lo más pronto posible.