En el Amazonas se produce un fenómeno natural que seduce a los mejores surfistas del mundo
La ola más larga se ubica en la desembocadura del río Amazonas y se llama la Pororoca. Este fonómeno ocurre sólo dos veces al año,entre febrero y marzo, cuando las aguas del océano, como consecuencia de la subida de la marea, penetran en la red fluvial del río. El enorme caudal hace que el agua del mar rompa formando olas estruendosas e inundando de agua salada las regiones más bajas de la ribera. Cuando se dan las condiciones necesarias, puede llegar a presentar una altura de hasta seis metros.
Pororoca es una onomatopeya de la lengua tupí-guaraní pororó-ká que significa gran estruendo. El sonido del violento choque de las aguas se puede escuchar media hora antes que llegue la ola y continúa en todo su paso arrasador. Centenares de surfistas locales y de todas partes del mundo acuden para enfrentarse con uno de los mayores desafíos que tiene el deporte. Aquí los surfistas llegan para obtener el récord de duración y distancia sobre la ola más larga del mundo.
Las olas de la Pororoca pueden durar una hora y se adentran hasta 17 kilómetros hacia el continente, pero los surfistas no suelen durar más de unos pocos minutos, porque exige resistencia física. El oleaje de turbio color marrón arrastra barro, piedras, troncos y pirañas en su paso, lo que constituye un peligro para los surfistas.
De alto riesgo
El récord del mundo lo tiene Picuruta Salazar, un surfista brasileño que se mantuvo durante 37 minutos sobre la misma ola y recorrió hasta 12,5 kilómetros de río. Tal vez lo más impactante de esa experiencia sean esas masas de agua turbia sobre las que se desplaza el surfista, una masa de lodo y ramas que nos muestra la verdadera fuerza del río.
Según el propio Salazar, lo más peligroso, además de las pirañas y demás criaturas acuáticas, es que la ola arrastra pedazos de troncos y hasta árboles enteros que podrían aplastar al surfista con facilidad. Los que han cabalgado sobre esta ola, aseguran que es una de las sensaciones más alucinantes que se pueden experimentar. “Cuando uno va por el Amazonas se siente como en mitad del mar. Parece infinito, es otro mundo donde nada de lo que aprendes sobre la civilización sirve. Uno se desenvuelve por puro instinto”, explica.
diciembre 7, 2024
