
François
El presidente menos popular de la historia moderna de Francia, François Hollande, prepara el terreno para una posible reelección, pese a que sus bases de izquierda están en una revuelta abierta, los jóvenes se enfrentan con la policía casi cada noche y Francia cumple seis meses en estado de emergencia.
Sin embargo, la nueva misión de Hollande es tratar de convencer a los franceses de que “las cosas están mejorando”.
Un crítico lo comparó con tratar de salvar el Titanic, pero los seguidores de Hollande están contando con destellos de buenas noticias económicas para recuperar la confianza de los votantes de izquierda que lo llevaron al cargo.
El gobierno fijó esta semana las fechas para la próxima elección, con rondas el 23 de abril y 7 de mayo de 2017. El presidente socialista, de 61 años de edad y que llegó al poder en 2012, no ha anunciado formalmente su intención de postularse, pero hay cada vez más indicios de que Hollande ya está en modo de campaña.
Desde el principio el mandato de Hollande se ha visto empañado por una alta tasa de desempleo, una economía estancada y un aumento de los impuestos. Hace dos años, el gobierno adoptó una política más favorable a los negocios que provocó protestas entre la extrema izquierda, incluso de algunas de las principales figuras socialistas.
El gobierno pasa ahora momentos difíciles mientras trata de defender una reforma laboral que ha provocado protestas en toda Francia, pero Hollande y su entorno repiten que “las cosas están mejorando”.