
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Al prestamista Samuel Antonio Brito Valero, de 23 años, lo balearon cuando salía del callejón donde está su casa, en el sector Monte Santo II, de la parroquia Francisco Eugenio Bustamante al oeste de Maracaibo. Los vecinos murmuraban que tenía una “culebra” y por eso lo tirotearon.
Yuneisi Brito, hermana de la víctima, recordó en la morgue forense que se reunieron en la casa de su primo desde el pasado viernes en la noche. Ayer, a las 5.00 de la mañana, se terminó el licor en la reunión y Samuel salió a comprar más, en compañía de su novia. Montó a su Volkswagen Gol negro, placa VCS39A, dos cajas de cervezas, lo encendió y salió del callejón en retroceso hasta la esquina de la calle 90. Ahí lo esperaban sus homicidas.
Yuneisi alegó que Samuel casi se arrolla a dos muchachos, uno de ellos preguntó: “¿Me vais a llegar?” y su pariente le respondió que no lo veía por el espejo, seguidamente el compinche del extraño sacó un arma y le disparó.
El tiro le llegó a la sien a Brito. La reacción del muchacho fue apretar hasta el fondo el acelerador, el carro siguió en retroceso y se estrelló en reversa contra el portón de un vecino. Ahí quedó una hora dentro del carro desangrándose, comentaron los testigos a la Policía.
La novia salió ilesa del tiroteo y posterior choque. Se bajó pidiendo ayuda y un vecino que se despertó, sacó su carro, hicieron el trasbordo y llevaron al muchacho hasta el Hospital Universitario de Maracaibo, pero llegó sin vida.
Cuatro horas después, a las 9.00 de la mañana, la Policía científica se acercó hasta el sector y tomó las huellas dáctilares del vehículo, hizo el levantamiento planimétrico del caso e interrogaron a uno que otro pariente.
Los curiosos no se ausentaron y veían cada paso que daban los detectives. Murmuraban en un grupo que por una “culebra” le pasó eso. Pero no confirmaban tal versión entre el grupo de amigos.
La Policía se inclina hacia la venganza como móvil del crimen, sin descartar otras hipótesis. Al muchacho no se le conocían enemigos ni tenía deudas.