Entre los delitos que siguen su curso ascendente, impactando la tranquilidad y los bienes de los ciudadanos, se encuentra el secuestro. Los favorables resultados obtenidos por los criminales, el ambiente de impunidad y la resistencia de las víctimas a denunciar, se entrelazan para hacerlo una modalidad atractiva
A más de la mitad del año 2016 transcurrido, lamentablemente no podemos decir que los indicadores del delito en Venezuela han mejorado o por lo menos estabilizado. A pesar que el Estado mantiene su posición de no hacer públicas las cifras oficiales, los ciudadanos, organizaciones no gubernamentales y medios de comunicación, entre otros se han dado a la tarea de recabar los datos de los hechos criminales.
Entre los delitos que siguen su curso ascendente, impactando la tranquilidad y los bienes de los ciudadanos, se encuentra el secuestro. Los favorables resultados obtenidos por los criminales, el ambiente de impunidad y la resistencia de las víctimas a denunciar, se entrelazan para hacerlo una modalidad atractiva.
Aunque definitivamente es el Estado con sus diversas instituciones, quien debe velar por la seguridad de los ciudadanos, existen algunos aspectos que al ser considerados e implementados, ayudan a minimizar la posibilidad de ser víctimas.
Conocer las modalidades: El secuestro de larga duración es escasamente ejecutado en nuestro país. Para el delincuente común, es más importante lograr ganancias rápidas y repetidas, que esperar meses y exponerse a ser capturado, dependiendo de la relevancia del secuestrado. El secuestro exprés tiene años realizándose en Venezuela, ya que para su ejecución no se requiere de mayores preparaciones logísticas. Ahora bien, esa modalidad ha ido evolucionando de acuerdo a las nuevas realidades del país. Anteriormente transcurrían solamente horas desde el inicio hasta el desenlace de un secuestro exprés. Actualmente la víctima puede pasar dos semanas en manos de sus captores, hasta que éstos reciban el monto del rescate. Por otra parte, se han ampliado las opciones para el pago. Los secuestradores aunque no varían sus primeras exigencias con altas sumas de dinero, ahora tienen como primera preferencia divisas extranjeras, es decir dólares americanos o euros. Las segundas opciones están representadas por prendas de oro y piedras preciosas. Luego continúan equipos de alto valor tales como teléfonos inteligentes, televisores o equipos de alta gama y hasta vehículos. Sólo al final la moneda nacional se presenta como opción. Podría suceder, que acepten una mezcla de todo lo anteriormente mencionado. Lo que sí es seguro es que la devaluación del Bolívar Fuerte y su poco poder adquisitivo, lo hacen poco favorable “para el negocio”.
Cómo manejar la negociación: Uno de los recursos que utilizan los captores, es ejercer una fuerte y constante presión sobre los familiares de las víctimas, a fin de obtener el pago que solicitan y en el menor tiempo posible. Nuevos delincuentes sin experiencia en el secuestro se han sumado a esta actividad, y con ello han trasladado su inexperiencia. Las consecuencias inmediatas, son que amenazan y hasta aplican de manera exagerada e innecesaria la violencia contra el secuestrado y así lo hacen saber. Se han producido casos donde la muerte de la víctima se ha producido por excesos, más que por la intención expresa para ello por parte de los secuestradores. De allí la importancia que los familiares no cedan a la tentación de querer manejar directamente la negociación. Recuerde que pagar un rescate apresuradamente no es garantía que el secuestrado vaya a ser entregado, ya que podría motivar una segunda exigencia de pago antes de ser liberado…o después. De allí que es vital denunciar todo secuestro a las autoridades. Existen cuerpos de seguridad que cuentan con personal altamente experimentado en las gestiones de negociación, rescate y liberación en casos de secuestros. Esa es su especialidad, y las probabilidades que sea la de usted son muy bajas.
¿Bajo perfil? Por cada 100 mil habitantes, la firma Control Risk ubica a Venezuela entre los primeros 10 países del mundo con más alto número de secuestros. Por otra parte, el Consejo de Seguridad Ciudadana y Justicia Penal, en su ranking 2015 incluye ocho ciudades venezolanas dentro de las 50 más violentas del mundo. Entre otras conclusiones, debe tener claro que si usted vive o va a vivir en nuestro país, su seguridad tiene un precio a pagar el cual está conformado entre otros componentes, por una revisión de sus hábitos de vida diaria. Si bien es cierto que todos tenemos en principio el derecho a disfrutar de nuestros bienes y propiedades, la ostentación emite señales que los delincuentes saben interpretar para identificarlo como un blanco. De allí que la sencillez en la mayor cantidad de comportamientos posible, es una medida obligatoria. Aunque es cierto que se han producido víctimas entre ciudadanos de clase media, cuando usted da demostraciones de riqueza, se coloca de primero en la preferencia de los secuestradores. Un grave error es subestimar la capacidad de observación de quienes salen a cazar víctimas, o suponer que eso le sucede solamente a los demás.
Prevención individual y a ratos. La seguridad de una organización familiar o empresarial, es tan sólida como el más débil de los elementos que lo conforman. Si las medidas de prevención no son conocidas y practicadas por todos, las consecuencias de un secuestro tendrán eco puertas adentro. Así mismo, la prevención debe convertirse en un hábito, una forma de comportamiento que se desarrolla en todo momento. Por ejemplo, si usted está alerta en la vía pública, pero al ingresar a un centro comercial utiliza su teléfono inteligente sin ningún reparo y retira dinero del cajero automático sin verificar el entorno, está actuando erradamente. No existen ambientes públicos y muchos privados, que sean zonas libres de delincuentes.
La decisión de ser protagonista de su seguridad o simple espectador al final es suya, pero las posibilidades de ser víctima varían enormemente entre una y otra…así como las consecuencias.
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