Primeros auxilios LUZ, héroes de carne y hueso

La cruz anaranjada en los cuatro sentidos de un casco blanco los identifica ante las autoridades policiales

El humo espeso del gas lacrimógeno empaña la vista de los manifestantes en Maracaibo. El enfrentamiento entre efectivos de la Guardia Nacional y los jóvenes asistentes a la convocatoria desencadenó una situación hostil con aire de guerra en pleno casco central de la ciudad. Un hombre que porta un casco blanco con una cruz anaranjada en sus costados, detiene por unos minutos el enfrentamiento. Apostado frente al piquete militar grita a viva voz: “¡Ya va, paren, que la señora se está asfixiando y hay niños!”. 

No se puede ver quién es porque su rostro está cubierto por un líquido blanco que lo protege del efecto del químico. La batalla campal se detiene y sacan a Carmen Urdaneta de su casa, ahogada, en una carretilla de vender plátanos rumbo al centro asistencial más cercano. El rescatista continúa el desalojo de mujeres e infantes, mientras advierte a los uniformados: “Somos primeros auxilios, no disparen”. 

Así se estrenó, el pasado 19 de abril, Giovanny Varela, estudiante de cuarto año de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia, quien es uno de los 20 jóvenes que integra el grupo de primeros auxilios de la máxima casa de estudios de la región. Es la primera vez que estos muchachos salieron y por sus acciones hoy en día muchos llaman héroes por asistir médicamente a los afectados. 

Para él, ese día significó un antes y un después de su carrera como médico. “Fue un debut difícil”. Aunque reconoce que fueron varias horas de tensión y peligro, el orgullo de saber que hicieron “algo bueno por nuestra gente” lo llena de entusiasmo inquebrantable para continuar la labor.  

“Hubo muchos pacientes, heridos de perdigones, asfixiados por gas lacrimógeno, señoras con ataques hipoglucémicos, niños asfixiados por gas y ataques hipertensivos. Éramos pocos para la cantidad de personas que asistieron a la marcha, sin embargo, se cumplió el objetivo de atender a la gente y mantener la disciplina del equipo”, recuerda Varela. 

De frente al peligro 

El estudiante considera que su trabajo comienza cuando los cuerpos de seguridad usan los perdigones y el gas. “Nuestro trabajo no es retirarnos, sino meternos en el escenario. Mientras los manifestantes corren, nosotros más nos adentramos. El 19 quedamos en el medio. De un lado lanzaban piedras y del otro perdigones”.

Kendy Urdaneta es otro de los muchachos que integra la cuadrilla y ese día estaba en la sede del Ministerio de Vivienda y Hábitat, en el centro de Maracaibo. Asegura que trabajar cerca de La Chinita le salvó la vida. “Mi grupo estaba en formación de combate, nos tomamos con la mano del bolso del compañero de adelante y nos agachábamos, de repente escuchamos una detonación y los perdigones chocaron contra la pared, nos cayeron en los cascos y apenas pudimos nos revisamos unos con otros porque no sabíamos si estábamos lesionados”. 

Recalca que fue “imposible” no quedar en la línea de fuego. No tenemos menos miedo del que tienen los manifestantes que salen a la marcha, tenemos la misma cantidad, pero tenemos que controlarlo”. Por eso los muchachos se ganaron el respeto y la admiración tanto de la sociedad civil como de los funcionarios de seguridad. 

Los llamados Cascos Blancos de LUZ aseguran que les da “un poco de tranquilidad” saber que efectivos castrenses los respetan “un poco” por llevar una cruz en su casco. “Cuando terminó la convocatoria a ellos también le preguntamos si estaban bien, somos una comunidad apolítica y atendemos a los uniformados y a la sociedad civil por igual”.

Insumos 

El 19-A, al igual que otras convocatorias, el morral de cada uno de los miembros del grupo debe ir cargado de insumos para la atención primaria en el campo. Gasas, guantes, antisépticos, mariposas, jeringas, yelcos, solución fisiológica y adhesivos. También agua y algo dulce como refuerzo para los cuadros hipoglucémicos. 

Para lograr prestar una buena atención, los estudiantes hacen mensualmente jornadas de recolección de insumos. “Todas las medicinas e insumos son donados. Hacemos jornadas de recolección de los insumos necesarios”. Kendy agradece que su morral esté repleto de instrumentos para salvar vidas. 

Para los jóvenes no hay diferencia entre el ambiente hostil que se vive en la marcha, con el que se vive en los hospitales. “El ambiente en los centros de salud es cerrado, pero la inseguridad es la misma, incluso mucho peor. La escasez de insumos es igual, aunque te aseguro que en nuestros morrales hay más insumos que el carrito de choque de los hospitales. Es una situación extrema y grata, luego de que pasa la convocatoria y sabemos que sí ayudamos”.

Comprometidos 

El grupo de profesionales de la Medicina tiene una convicción unísona: “Trabajaremos en esto, a pesar de la falta de insumos y de la preocupación mamá-papá. Por esas personas que salen a la calle con la esperanza de un cambio, de un mañana mejor”. 

Explican que los sistemas cuando llegan a su máximo nivel de incertidumbre y caos tienen que alcanzar el equilibrio de cualquier manera. “El caos que vive Venezuela actualmente hace a la sociedad ser creativa y eso es lo que impulsa grupos como este que se unifican en el país y esa misma creatividad es la que hará que el país cambie de manera oportuna y favorable en el futuro”.

HISTORIA

Los primeros en salir al paso fueron los estudiantes de Medicina de la Universidad Central de Venezuela con la creación del primer equipo de primeros auxilios universitarios en 2014, sin embargo, la situación recurrente de protestas en el país en 2017 activó de nuevo la unidad médica en la Gran Caracas. Le siguió la Universidad de Carabobo y la Universidad del Zulia. 

A través de las redes sociales @primerosauxiliosluz en Instagram y Facebook pueden encontrar más información sobre ellos y como contribuir a su causa. 

 

Caritas: 

 “Ese día todos nos pedían ayuda, estábamos en plena zona de bombardeo, pero la gente es nuestro motor”.

Armando Vílchez 

Miembro del grupo de primeros auxilios

“Yo soy la única mujer en mi grupo. Es difícil decir que estamos preparados para ver muertos en las manifestaciones”. 

Patricia Zerpa

Estudiante de Medicina

 

Destacado de cifras

6 convocatorias han asistido hasta ahora los Cascos Blancos de LUZ.

5 litros de antiácido mezclado con agua usaron el 19-A para protegerse del gas lacrimógeno.

4 grupos integrados por cinco jóvenes van a cada lado de la manifestación.

 

Efectos de la protesta 

– Anafilaxis. 

– Hipotensión. 

– Hipertensión. 

– Hipoglicemia.  

– Heridas por perdigones o piedras. 

– Asfixias por los gases lacrimógenos o con hipoglicemia son efectos o síntomas que atiende el grupo de primeros auxilios. 

100 personas, como minímo, fueron atendidas en la marcha del 19 abril en Maracaibo

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