La
“Objetos que ocultan cámaras o micrófonos y que pueden transmitir datos de forma inadvertida amenazan la esfera privada de las personas”, manifestó en un comunicado el presidente de la Agencia, Jochen Homann.
La entidad ha pedido a los comercios que retiren la muñeca, pero ha dejado claro que no actuará contra los padres aunque la ley alemana de telecomunicaciones prohíbe la posesión de ese tipo de dispositivos, además de su fabricación y distribución.
La Agencia especificó que su misión es informar del peligro que supone “Cayla”, pero que no ha pedido a las jugueterías ningún dato para identificar a los compradores; asume que los padres serán “responsables” y que desactivarán la muñeca.
El problema de “Cayla” radica en su conexión por bluetooth, que permite a cualquier persona escuchar y grabar la conversación que se mantenga con la muñeca sin necesidad de estar presente.
La prohibición se ha hecho pública después de que el diario “Saarbrücker Zeitung” informara del caso, impulsado por un estudiante de Derecho de la Universidad del Sarre que envió un informe a la Agencia denunciando que la muñeca violaba la legislación nacional.
El pasado diciembre la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España también advirtió de “graves” fallos de seguridad para la privacidad en “Cayla”, disponible en jugueterías y en Internet.
La OCU se basaba en un estudio realizado por el Consejo de Consumidores Noruego (Forbrukerradet), que detectó “preocupantes fallos en torno a la seguridad y la privacidad de los menores a los que están dirigidos”.
La Agencia alemana explicó que está analizando otros juguetes: “Se trata de proteger a los más débiles de la sociedad”, recalcó su presidente.