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Desde las 7.00 de la mañana un grupo conformado por unos 40 vecinos se apostó en la calle 5 del sector 10 de San Jacinto y con escombros y palos trancó la vía para exigir que el bote de aguas negras que no los “deja vivir” desde hace tres meses sea reparado.
A la turba no le importó el calor y el fétido olor que reinaba en el lugar para expresar sus reclamos y lamentos, ante una situación que los tiene “enfermos” y sin ganas de vivir. En la vereda 12 es el foco “infeccioso” y es allí donde se encuentra el colector de donde emergen incesantemente las aguas.
Los vecinos se quejan de que Hidrolago llega hasta el lugar, pero “nunca hace nada” por lo que reiteran que la “indolencia es terrible”. Varios de los presentes también reclamaron que les exigieron los materiales para hacer las reparaciones y que todas las salidas de las veredas están colapsadas. Adultos mayores y niños no pueden recorrer las calles al estar propensos a contraer enfermedades respiratorias o dermatológicas.
Aguas mugrientas
Maira Cardozo, ama de casa de la tercera edad, comenta que todos están afectados, sean “rojos, azules o verdes” porque las “aguas mugrientas” no ven colores. “Los colectores están colapsados y la planta de bombeo no sirve. Trancamos dos veces y si nadie nos responde vamos a ir hasta la avenida Paúl Moreno o a la Guajira”.
Cada vez que el viento sopla, las partículas de polvo que permanecen en el lugar al formarse una película de limo en el pavimento se esparcen en el ambiente y “todo el excremento” entra por las vías respiratorias. Tanto la vereda 12 como la 14, 16, 17 y 18 se ve afectadas y por más de medio kilómetro se puede ver el “desastre”.
Los habitantes no pueden lavar porque el agua se les devuelve y los baños permanentemente se desbordan. En el líquido que circula por la calle se puede notar larvas que navegan a placer, mientras que a su lado permanecen los niños del lugar descalzos.
Respuestas
María de Cáceres, habitante de la cuadra, comentó con enfado y tristeza que una de sus compañeras cayó en medio de las aguas y sufrió una herida que le ocasionó una infección, que a la postre no fue controlada en el hospital y falleció. “Cómo podemos sentirnos si tenemos una calamidad como esta. Da dolor, tristeza, rabia e impotencia que nos tengan en estas condiciones. Nuestro único pecado fue nacer”.
Danny Pérez, presidente de Hidrolago, reiteró que están al tanto del problema y al lugar se presentó una cuadrilla de gestión comunitaria para conversar con los manifestantes y otra de mantenimiento para evaluar el problema. “Nos dirigimos al colector y evidenciamos que necesita mantenimiento. Acordamos con las personas que hoy comenzarían los trabajos. Pensamos que el problema sea una obstrucción”.