Científicos
Investigadores del Centro Nacional del Cáncer de Japón y el de Enfermedades de Adultos de Osaka han iniciado un estudio con 7 mil pacientes, el mayor hasta la fecha, para probar la efectividad de la aspirina en la prevención del cáncer de colon.
Esta prueba clínica ya ha sido realizada en centenares de personas y a partir de ahora se extenderá a otros 7 mil pacientes para culminar el estudio médico dirigido por el doctor Hideki Ishikawa de la Universidad de Kioto, según informó hoy el periódico nipón Yomiuri.
En concreto, participarán en la muestra pacientes de entre 40 y 69 años que hayan sido sometidos previamente a una intervención quirúrgica en la que les hubiese sido extraído un pólipo en el recto con altas posibilidades de mutar en un cáncer.
Un 25 por ciento de los pacientes a quienes les fue extirpado un pólipo de más de un centímetro de diámetro podría desarrollar cáncer de colon y de recto, según los datos del equipo médico que ha puesto en marcha este estudio en torno a la aspirina.
Iniciada el pasado mes de octubre, está previsto que la investigación dure siete años, cuatro de ellos dedicados a llevar a cabo la prueba en individuos y otros tres posteriores para analizar los resultados.
Sería la primera vez que se realiza una muestra de estas características con un medicamento, en concreto el compuesto por ácido acetilsalicílico, que en principio no está dirigido para la enfermedad que se busca prevenir.
Sin embargo, algunos estudios previos ya han señalado los beneficios que la ingesta de aspirinas puede tener en algunos pacientes que sufren o tienen riesgo de padecer determinados procesos cancerígenos.
Este mismo año un grupo de científicos británicos de las universidades de Newcastle y de Leeds demostraron que tomar una aspirina al día podría ayudar a quienes padecen sobrepeso a prevenir, precisamente, el desarrollo de cáncer de colon.
Además, la ingesta de ácido acetilsalicílico podría reducir el riesgo de padecer algunos tipos de cáncer de piel o las posibilidades de contraer cáncer de estómago e intestino, según publicaron recientemente las revista Nature y Annals Of Oncology, respectivamente.