Pueblo devaluado

El hecho es que siendo Venezuela un productor del oro negro, su gente está a las puertas de una hambruna en el sentido literal de la expresión

La gran ironía es el hecho de que siendo Venezuela un país productor de petróleo, su población sea inmensamente pobre y sin calidad de vida. Ahora a la tierra de Bolívar se le mira y analiza como un país arruinado y gravemente enfermo, económicamente hablando. El hecho es que siendo Venezuela un productor del oro negro, su gente está a las puertas de una hambruna en el sentido literal de la expresión. La gente no tiene nada que comer, el desabastecimiento es casi total, el costo de la vida es altísimo, hasta el extremo de que la cesta básica de productos alimenticios por mes para una familia es cinco veces mayor que el sueldo mínimo. Y ese sueldo mínimo es de apenas nueve dólares mensuales, lo que gana un paquetero en los supermercados de los Estados Unidos en una hora.

Lo que determina el desarrollo y el bienestar de un país y su gente, es la calidad de vida. La Venezuela de estos tiempos revolucionarios ocupa el último lugar a nivel mundial, debajo inclusive de Haití. Por lo menos en la isla caribeña los supermercados están siempre abastecidos y la gente consigue alimentos para su dieta diaria. De igual modo, en países de tendencia socialista revolucionaria como Nicaragua, Bolivia y Ecuador, a nadie le faltan los insumos básicos, ni piezas de repuestos de automotor, pudiendo la gente conseguir medicamentos y lo esencial para su alimentación. ¿Por qué no ocurre lo mismo en Venezuela? Porque en Nicaragua, Bolivia y Ecuador utilizan un sistema de libre comercio, (capitalismo) no habiendo ellos imitado al sistema marxista-leninista de la revolución castro-comunista-cubana. Este tipo de sistemas económicos conducen inexorablemente a fracasos, pobreza, desabastecimiento y a una pésima calidad de vida.

La única y verdadera razón de la catástrofe económica que embarga a la Venezuela revolucionaria, es la implementación de un sistema económico estatista comunistoide y la carencia total de ética y moral de los integrantes del alto Gobierno, sus asesores, cómplices, adláteres, socios y asociados, que llegaron al poder con el único propósito de saquear al país y hacerse ricos, y a eso lo llamaron revolución-socialismo del siglo XXI.

Si se quiere evitar una inminente explosión social por el hambre que ya cunde, se deberá obligar a la dupla Maduro-Cabello a renunciar, cambiando de inmediato el sistema estatista que rige en Venezuela, el cual ha destruido el aparato productivo empresarial del país. Es la única salida!

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