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Aunque la publicidad subliminal, es un tema que dominamos los publicistas y comunicadores, genera mucha curiosidad y confusión, pues todos en algún momento, hemos escuchado sobre el término.
Para hacer una definición más precisa, y aclarar el concepto, publicidad subliminal es el mensaje audiovisual que se diseña con el fin de influir de manera inconsciente en nuestra acción de compra o consumo, a través de una percepción por debajo del umbral consciente. En pocas palabras, son los mensajes visuales que transmiten una información que no es percibida a simple vista.
Está demostrado, que el ser humano no puede observar cada una de las imágenes proyectadas conscientemente en una secuencia de más de 14 imágenes por segundo, aunque el cerebro sí puede registrarlo. Es decir, la publicidad subliminal consiste en una imagen que se emite de manera tan rápida y breve que la conciencia no puede notarla, sin embargo, se graba en la memoria.
De esta manera, se afirma que los anunciantes y las agencias de publicidad, recurren a esta técnica para tomar ventaja, actuando sobre la voluntad de los consumidores, estimulando distintas sensaciones, como ansiedad, placer, hambre o sed, entre otros.
Algunos estudios científicos han determinado, que es efectiva si se realiza bajo ciertas condiciones. Por esta razón, se considera ilícito su ejercicio y se han establecido mediadas, para castigar a los que transmitan mensajes ocultos a través de la televisión. Asimismo, existe la intención de vetar esta publicidad para salvaguardar al público infantil y juvenil. Otros especialistas, afirman que no existen suficientes demostraciones que permitan ratificar su efectividad.
Uno de los casos más difundidos históricamente, es el famoso diseño de la botella del reconocido refresco Coca-cola, la cual ha sido cuestionada por simular la silueta de una mujer, para que resulte provocativa. Sin embargo, sus creadores aluden, que ésta se concibió para facilitar su manejo y manipulación, lo cual es entendible.
Se puede decir entonces que, existe un gran debate con respeto a este tema, pues no se ha demostrado que la publicidad subliminal existe y en todo caso, se consideraría una práctica poco ética, pues intenta manipular el mensaje para generar un efecto de compra de manera inconsciente. Mientras, algunos autores avalan su efectividad, otros afirman que, no se puede garantizar su efecto, aunque se dice que el público en general considera que existe y es efectivo.