Estemos
Estemos claros, la situación en Venezuela, de exacerbación política es un escenario de pre guerra, concebido desde el momento que el presidente Chávez decidió tomar el control de PDVSA y muy particularmente la faja petrolífera del Orinoco. Fue así, como los avispones del norte a través de operadores básicos orquestaron un plan (el golpe de abril) y con ello salir del problema, sin embargo, estaba en marcha acciones en el medio oriente consecuencia del estallido de las torres gemelas y esto le resto atención a Suramérica. Todo el plan de aniquilación de los estados nación, control y soberanía sobre los yacimientos petrolíferos consistió en que estos países deberían ser neutralizados y reconfigurados a los intereses de las siete hermanas, que en realidad hoy día son cuatro . ExxonMobil, Chevron, Royal Dutch Shell, y BP quienes están detrás del saboteo en Venezuela.
Tales empresas tienen en la mira asegurar un flujo petrolero para los próximos 200 años y que el recurso esté en manos de países aliados a la sombra de Estados Unidos y bajo el control de las citadas corporaciones.
De ahí se explica, la guerra de Irak, la separación de Kuwait, el bombardeo de Libia, el acoso en Siria, la lucha contra Irán y muy particularmente la guerra asimétrica en Venezuela.
El financiamiento de un proyecto tan grande como este involucra no solo a estas corporaciones, sino incluso el presupuesto nacional de algunos países que bajo premisas de ayuda a la democracia y derechos humanos enfilan sus baterías para destruir las estructura del Estado.
En Venezuela, un país con reservas probadas en 298.350.000.000 millones barriles, con hierro, carbón, gas natural, coltan, diamantes, oro, bauxita, uranio y otros minerales estratégico en la industria nuclear, es el territorio más apetecible del planeta para cualquier sociedad, esto sin hacer mención de los recursos hídricos, por ello los mercaderes de la energía, están financiando una implosión en nuestro país.
No se trata solo de salir de la revolución, sino incluso de la misma constitución y para ello es necesario que la guerra civil, la implosión y la desarticulación del estado nación se lleve a cabo, pues, no le es suficiente un Gobierno títeres si este esta sujeto a un marco legal con limitaciones importantes en las áreas estratégicas y no solo energéticas, sino incluso militar.
Por otra parte, los llamados partidos de laboratorio como Primero Justicia y Voluntad Popular cumplen meramente el rol de operadores políticos de negar cualquier iniciativa del Gobierno para enfrentarlo permanentemente y con ello, mas la activación de otros esquemas de terror como el saboteo la “guarimbas” y los asesinatos intentan poner a los venezolanos a pelear.
La guerra es por el petróleo y lo lamentable es que hay traidores venezolanos que se prestan en todos los niveles, los más comprometidos quizás sean algunos industriales, los mismos que han crecido sempiternamente bajo el auspicio del Estado, en todos los sectores, agrícolas, pecuario, medios, banca, seguros, entre otros.
Solo así se explica cómo los europeos, que no tienen reservas de petróleo propias, y que necesitan del suministro de Rusia, intentan y apoyan las iniciativas de Estados Unidos e Inglaterra en esta materia. Se han repartido en su locura ciertos territorios y los gringos vienen por Venezuela.
Que hacer frente a este escenario. Más allá de la diatriba política consuetudinaria, donde la oposición juega un rol pre establecido, y ya existe una estrategia para enfrentarlos, es tiempo de asegurar y avanzar contracorriente en materia petrolera. Proponiendo e insistir en ser verdaderamente dueños del recurso petrolero y lograr ser autónomo en cuanto al precio del barril, luego promover que la venta del petróleo no pueda darse para los países en guerra o condicionarla, también y con mayor énfasis lograr nuevas dinámicas de protección supranacional que garantice una respuesta oportuna en caso de agresiones externa, reconfigurar las concesiones otorgadas con bases a alianzas entre las naciones, asimismo controlar el mercado interno de hidrocarburos y derivados a fin de que la perdida “marginal” no sea en sí misma la base energética de los países vecinos y el Caribe.