Mientras
“La validez del conocimiento no se refrenda simplemente con la verdad abstracta, sino con la práctica humana.” Fernando Savater
Además de la dañina mezcla de soberbia con ignorancia que caracteriza al régimen, se pone de manifiesto una más peligrosa aún, que es la falta de inteligencia con resentimiento social. Solo esas evidencias de los más bajos instintos del ser humano, pueden explicar la indolencia del gobierno ante la forzada pero masiva fuga de talentos que van mermando nuestra capacidad intelectual y científica para producir, asimilar y adaptar los saberes en esta denominada sociedad del conocimiento.
Podemos sospechar también que pudiera ser una política del régimen para estimular la salida de “opositores”, no importa su calificación y potencial, dado el complejo de inferioridad que los corroe, al extremo de considerarlos como simples “votos” contrarios al régimen, y no como parte de un capital tan valioso, que tanto el Estado como las familias han logrado atesorar.
Mientras los países que han logrado mayores índices de desarrollo y los que están en el camino de la prosperidad apuestan e invierten en más y mejor educación, aquí se niegan los recursos a universidades y liceos, y las instituciones escolares son una vergüenza nacional. Mientras hay países que ofrecen planes atractivos a su talento nacional diseminado por el mundo para que retornen a contribuir con el progreso nacional, aquí se les espanta y maltrata en medio de condiciones miserables en las que subsisten profesores y maestros.
No nos extrañemos si un día de estos vemos pancartas elaboradas por el gobierno, tanto en Miraflores como en los ministerios, con la desgraciada y resentida frase del General Millán Astray: “Abajo la inteligencia. Viva la muerte”. Es humillante y desesperante ver que al desastre económico y al quiebre moral de la República, se sume el atraso y la ignorancia de nulidades engreídas y de fanáticos obsesivos.
Ante la ignorancia, la soberbia y el resentimiento de un régimen brutal, con muchos recursos monetarios y pocos escrúpulos, con muchas bayonetas y poca fortaleza moral, nos toca plantarnos como lo hiciera Unamuno en respuesta al mencionado General: “Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir. Y para persuadir necesitareis algo que os falta: razón y derecho en la lucha.”