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Una pancarta amarilla dice: “Cerrado”, la venta de golosinas en la vivienda 74-47 donde vivía el contador público Omar David Rovayo Vílchez (56), a quien desfiguraron en Los Bucares, paralizó sus actividades por duelo. La familia desconoce detalles de los asesinos y las razones por las que lo atacaron, pero se movilizan para ubicar su vehículo, un Chevrolet Corsa verde.
Graciela Rovayo, hermana de la víctima, recordó que “un amigo lo convenció para ir a la fiesta”. Tenía “más de dos meses que no salía”. Su pariente solía decirle que iba a envejecer rápido de estar encerrado en su casa. Ahora se lamenta, se lo mataron, según ella, para robarle su carrito. Le desfiguraron el rostro. Una prima odontóloga ayudó en su identificación.
El número está guardado como “Ricardo”. Los detectives intervendrán el cruce de llamadas que recibió el contador. Buscarán entrevistar a quién convenció a Omar a salir. Su hermana no sabe quién sea él, no sabe si es compañero de trabajo o un viejo amigo. Además buscan por GPS el Chevrolet con el que salió.
Los vecinos de la calle 70 de la primera etapa de La Victoria se mantienen en silencio. “Él no iba, poco salía”.