Rebeca García, acusada de acoso sexual contra varias mujeres en el municipio El Hatillo, reapareció este miércoles 25 de junio en redes sociales para dar “su versión” sobre las acusaciones de acoso en su contra que surgieron hace más de un año, y admitió que tiene un diagnóstico de salud mental.
En un video publicado en su cuenta de TikTok, la joven aseguró que las presuntas víctimas “dijeron puras mentiras” y “tergiversaron todo”. Afirmó que no puede regresar a Caracas, ya que la Fiscalía emitió una orden de aprehensión tanto contra ella como contra su hermano, Francisco, quien también es señalado por acoso a menores de edad.
“Quiero que esto se resuelva y se sepa la verdad. No voy a negar que tengo problemas. Tengo una condición llamada parafrenia y Trastorno Límite de la Personalidad (TLP), que me hace hacer cosas fuera de lo común. Pero eso no justifica que ellas me hayan hecho ‘bullying’ y me hayan acosado también”, declaró.
Según García, las denunciantes la “incitaron” a escribir su libro titulado "Dedicado para Cocoaguirre".
Su relato
Rebeca relató que conoció a una mujer identificada como Claudia en 2014, con quien desarrolló una estrecha amistad junto a otra joven, Isabel Calderas. “Siempre salíamos juntas, hacíamos planes, bajábamos a la playa. Yo pagaba todo porque ganaba bien haciendo traducciones”, afirmó.
Agregó que, un día de ese mismo año, ambas le informaron que habían encontrado su perfil en la red social X. “No entendí por qué lo habían encontrado”, indicó.
También recordó que en una ocasión les expresó que eran sus favoritas, a lo que Isabel Calderas respondió “espero porque…” antes de que Claudia la interrumpiera. “No supe por qué”, expresó.
Contó que, tras el fin de su amistad con las mujeres, comenzó a ejercitarse en el Club de La Lagunita “para adelgazar”.
“Bajé entre 25 y 30 kilos. Me sentía superbien. Un día, en el sauna del club, me encontré con Nicole Álvarez, una chama catira, y ella me dijo que yo era ‘la niña del sauna’”.
Semanas después, manifestó que fue invitada por su primo a una finca, donde volvió a coincidir con Álvarez. “Nos conocimos por eso”.
Más adelante, relató que viajó a Madrid. Durante una visita al restaurante de su prima, su primo Jorge mencionó a “Coco” Aguirre.
“Yo sabía quién era porque había estudiado en mi colegio. Siempre me había gustado porque se parece a la actriz Elle Fanning. (Él) mencionó su nombre, me puse supercelosa y decidí buscarla en Twitter. La encontré”.
Contó que, tras volver a Caracas, fue a la panadería Nancy Mar, ubicada en El Hatillo, donde, relató, se encontró con “Coco” Aguirre, quien “la estaba viendo”.
Al día siguiente regresó al lugar y, al subir al baño, notó que en una pared estaba escrito “Coco” con pintura anaranjada. “Pensé que habían sido ellas, y lo confirmé cuando vi un tuit de “Coco” Aguirre que decía: ‘estamos locas’”.
Sostuvo que luego descubrió que Aguirre conocía a Daniela Belloso, otra de las presuntas víctimas.
“Ella ponía tuits a cada rato con su número de teléfono y también publicaba cosas como ‘quién quiere probar mi nueva cama’. Memoricé su número, pero no la llamé”.
García relató que, en una visita al gimnasio del club, volvió a encontrarse con Álvarez, quien presuntamente le preguntó qué días asistía al lugar.
Ella respondió que iba todos los días. “Cuando salí al pasillo, me encontré con Daniela Belloso de frente, me sonrió y yo a ella. Ellas salieron del baño, se montaron en las caminadoras, pero me fui porque me daba pena entrenar con ellas”.
Agregó que, más tarde, estuvo en el sauna y, al salir, se dirigió a su casillero, donde encontró a Belloso acostada en un banco, junto a Álvarez.
Después de bañarse y cambiarse, mencionó que les propuso fumar, pero una de ellas respondió que ya había dejado el hábito. Entonces decidió irse. Ese mismo día reconoció que comenzó a llamar por teléfono a Belloso.
“Un día me armé de valor y les escribí para saber si querían salir conmigo (...) Me mandaron un mensaje que decía: ‘La Tahona’. Pensé que era una fiesta a la que querían que fuera. Entonces, llamé a una amiga para que me acompañara, y resulta que también estaba en la fiesta y me dijo que fuera, entonces, fui”, relató.
Añadió que, una vez en el lugar donde se realizaría la fiesta, vio a las mujeres conversando con otra persona, a quien identificó como Carlota.
“Entré, pasé por al lado de ellas, y ‘Coco’ Aguirre hizo un movimiento con el pelo y luego me miró con cara de asco”.
A pesar de esa supuesta reacción, dijo que la situación le pareció “cómica” y decidió quedarse. Aseguró que durante “toda la fiesta” consumió bebidas alcohólicas y fumó marihuana, mientras observaba a las mujeres desde lejos.
“En un momento me acerqué a Daniela y ella me preguntó cómo sabía su nombre. Luego, cuando hacía la cola para el baño, Daniela Belloso entró agarrada de la mano de un chamo para bailar. Más adelante me la volví a encontrar. Entonces la empujé, la abracé y su trago se regó”.
Indicó que se disculpó tras el incidente. Poco después notó que las mujeres se estaban retirando del lugar, por lo que decidió acercarse y tomarle la mano a Belloso.
“Le dije que yo las llevaba, pero me respondió que no, que nos veríamos otro día en el gimnasio. Cuando fui al gimnasio al día siguiente, ella estaba allí, pero no interactuamos. Al siguiente día volvió a ir. Yo no sabía cómo sabía que estaba en el gimnasio a esa hora, pero siempre aparecía cuando yo estaba”, aseguró.
Contó que, en una ocasión, decidió invitarla a comer, pero Belloso la rechazó. Según García, la situación le pareció “cómica”.
“Entonces la empecé a seguir hasta su carro y me pareció gracioso que actuara como si tuviera miedo. Llegamos hasta su carro y, como me daba risa, le dije que no iba a ver la placa y me tapé los ojos. También le dije que no la iba a matar todavía, que se quedara tranquila”, relató.
Ese mismo día afirmó que le hizo varios obsequios a Belloso: tres pokes, dos pizzas, una torta de chocolate, una botella de ron y cervezas con hielo. “Fui hasta su casa y le dije al vigilante que era para Daniela Belloso. Él la llamó y escuché cuando le preguntó si quien dejaba eso era un hombre o una mujer. Le pedí que no se lo dijera, y no lo hizo. Luego me fui”, expresó.
Su reclusión en un psiquiátrico
Días después de ese episodio, García aseguró que fue internada en un psiquiátrico, aunque dijo desconocer los motivos. “Me pareció demasiado exagerado, porque amanecí amarrada de manos, pies y cintura a una camilla”, afirmó.
Sostuvo que estuvo recluida durante tres semanas y que, en ese tiempo, escribió un libro en el que narraba un presunto secuestro a Belloso. Una idea que, contó, “le pareció superbuena porque quería dinero y que mi libro fuera famoso”.
Relató que, tras salir del centro psiquiátrico, un amigo de las víctimas publicó un artículo en un medio venezolano. Afirmó que se trataba de “una historia mal contada sobre mí, sobre la fiesta, y no decía que ellas me habían invitado”.
“Me hizo ver como una acosadora sexual y como si tuviera trastorno límite de la personalidad y que estaba enferma”, expresó.
En ese sentido, García sostuvo que el objetivo de esa publicación era “ganar fama, y era obvio”.
“Las comencé a acosar porque quería estar con ellas, y pensé que, si escribía mi libro, me hacía famosa y ganaba dinero, iba a poder estar con ellas. Pensé que ellas querían que las acosara por el grafiti que habían puesto de ‘Coco’ en pintura anaranjada”.
Afirmó que “Coco” Aguirre, en una ocasión, publicó un mensaje en la plataforma X burlándose, presuntamente, de los zapatos que usó en la fiesta. Sin embargo, García no presentó pruebas de esa acusación.
A su juicio, las mujeres “le estaban haciendo ‘bullying’ y estaban pendientes de mí”, y reconoció que la situación la hacía “sentirse importante”.
“Ellas ponían tuits a cada rato para mí. No sé cómo explicarlo, pero eran para mí. Empecé a mandarles mi libro por email, que conseguí en redes sociales, y también las llamaba, pero me bloqueaban. No entendía por qué, si habían aceptado la comida, ahora me bloqueaban (...) El hecho es que me obsesioné con esas chamas, y ellas también estaban obsesionadas conmigo porque ponían tuits para mí”.
Indicó que, en una oportunidad, dejó algunas pertenencias y unas rosas rojas en la residencia de Daniela. No obstante, tras ese intento fue internada nuevamente en el psiquiátrico, aunque no precisó cuánto tiempo permaneció allí.
“Cuando salí, los papás de Daniela Belloso se reunieron conmigo para devolverme la tarjeta y la cédula, y aclarar lo del acoso. El papá me preguntó si ellas habían hecho algo para que las acosara, y mentí: dije que no. No sé por qué lo hice, creo que para protegerlas”.
Fue durante ese tiempo que, afirmó, supo que Belloso se había mudado de Caracas, lo que la llevó a obsesionarse con “Coco” Aguirre.
“Yo sabía dónde vivía (...) Estaba obsesionada con ‘Coco’ Aguirre, ella ponía tuits para mí y ‘likes’, y yo le seguía el juego. Iba a su edificio a hablar con los vecinos y les lanzaba chucherías por encima de la reja. No sabía cuál era su apartamento, pero me imaginaba que era uno de los balcones más bajos que daban al frente”.
Aseguró que logró identificar los vehículos de Aguirre porque “todos tenían una calcomanía de una abeja en la parte de atrás”. A partir de entonces, cada vez que veía uno de esos carros en la calle, comenzaba a seguirlo.
“Una vez la seguí hasta su trabajo (...) Me encontraba con su carro muchas veces en la calle y pensaba que era Dios que me la estaba poniendo en el camino. Entonces seguía acosándola, a pesar de que ella me bloqueaba. Creé una compulsión por escribirle, y le escribía emails a cada rato”.
Su obsesión por las mujeres
García afirmó que su comportamiento hacia las mujeres se extendió hasta el 2021. Ese año, relató, decidió asistir al Cusica Fest tras recibir una supuesta invitación anónima por redes sociales.
“Pensé que eran ellas quienes me estaban invitando y dije que iba a ir. Cuando llegué al Cusica Fest, ellas estaban allí, pero no me acerqué. Le dijeron al vigilante que las estaba acosando, pero no me sacaron porque no estaba haciendo nada malo”.
También dijo que, en 2020, se encontró con la cuenta de Instagram @nehama_ (antes Sifrina Millennial) y creyó que había sido creada por las presuntas víctimas “para poner tuits” dirigidos a ella.
“Después me di cuenta de que era una chama llamada Nehama, quien también estaba en el Cusica Fest. También estaba enamorada de ella por todo lo que ponía. Me acerqué a su estand, y le escribí una carta diciéndole que quería quitarle la ropa y llevármela. Se la entregué a su hermana, y cuando me acerqué otra vez, intentaron botarme. Le enseñaron la carta al vigilante, pero no me sacaron, y así quedó”, narró.
García justificó sus acciones afirmando que las víctimas “prácticamente la estaban incitando”.
“Como tengo este trastorno límite de la personalidad y parafrenia, yo pensé que Dios me estaba diciendo que escribiera mi libro e hiciera todas esas cosas”.
“Yo quería hacerlas sentir importantes, las más bonitas, las más especiales y por eso las acosaba”, expresó.
Sobre la situación con la “influencer” Daniela Barranco, García indicó que obtuvo su dirección tras seguirla desde una arepera ubicada en Las Mercedes. “Me di cuenta de que vivía en uno de los edificios a los que siempre iba con mis exnovias a pasar el tiempo”.
“Llegué al edificio, me estacioné y me bajé. Los vigilantes me dejaron pasar. Comencé a caminar por la piscina y, cuando empecé a caminar por la piscina, escuché unas voces provenientes del apartamento más abajo. Cuando me acerqué, una de esas voces era la de Daniela Barranco”.
Ante esto, relató que, para llamar su atención, decidió lanzarles pequeñas piedras a los vidrios del apartamento. Como no obtuvo reacción, optó por arrojar piedras más grandes.
“Mandaron a bajar al vigilante (...). Le dije buenas noches y me fui. Después, le mandé un correo a Daniela Barranco que decía que tenía que tener cuidado porque me había parecido demasiado fácil acceder hasta ella. No fue por nada malo. Todo esto lo hacía en modo diversión”.
Tercera vez en el psiquiátrico
Tras ese episodio, fue internada nuevamente en un centro psiquiátrico. Al salir, se enteró de que Barranco había dado una entrevista a un conocido medio venezolano en la que relataba su versión de los hechos.
“Me rayó frente a todo el mundo (...). Todos pensaban que era una acosadora, y como todo el mundo lo pensaba, yo seguí haciéndolo”, declaró. A su juicio, las víctimas estaban “confabuladas para usarla y ganar fama”.
“Me parecía que, como quería estar con ellas, tenía que seguirles el juego”.
Respecto a Anny De Trindade, otra de las denunciantes, García indicó que la conoció tras encontrarla en el perfil de X de “Coco” Aguirre.
“Me gustó porque era demasiado bella. Le empecé a escribir por email y ella ponía tuits para mí, diciendo que leía mi libro, y daba 'likes' a publicaciones sobre sexo, besos y parejas, como para mí. Un día le hice un dibujo y se lo envié con un motorizado. Cuando lo recibió, le dijo (al motorizado) que hubiese preferido unas rosas rojas y cervezas porque hacía mucho calor”, continuó.
Según García, el hombre la invitó a tomar cervezas y Trindade aceptó, aunque no presentó pruebas de ello.
“El plan era que él iba a tomarse las cervezas con ella y yo iba a aparecer cuando él fuera al baño y así iba a poder hablar con Anny”, explicó. Sin embargo, indicó que Trindade se retiró del lugar debido a una “emergencia”, por lo que no pudo acercarse a ella.
“Al día siguiente, ella siguió publicando tuits para mí, así que decidí mandarle una pulsera y la recibió. Ese fin de semana se fue a Higuerote y le envié unas rosas desde Caracas, pero las rechazó”.
García también afirmó que obtuvo el número de cédula de “Coco” Aguirre, sin explicar cómo, y que le hacía transferencias de dinero con frecuencia.
Sobre su participación en un campamento organizado por el “influencer” Gianpiero Fusco, comentó: “Mi hermano y yo sentimos una vibra rara hacia nosotros y nos dejaron en una carpa, cuando todas las mujeres durmieron en un cuarto”.
“Me separaron de las mujeres, me discriminaron. Después de ese viaje, peleé con mi hermano porque se la pasó hablando de drogas”.
En relación con las denuncias contra su hermano Francisco, aseguró que él “tiene una compulsión por tomarle fotos a todo lo que ve”.
“En el club le tomó una foto a unos niños, y Eugenia Siso, quien es amiga de todas ellas, puso un tuit sobre eso (...), porque habían hecho una queja anónima en la que lo tildaban de pedófilo”.
En medio de la situación, relató que viajaron a Madrid, España, donde actualmente reside. “Cuando nos vinimos, yo estaba molesta con todas ellas porque prácticamente me estaban haciendo ‘bullying’ y burlándose de mí durante todo este tiempo, por siete años (...), y empecé a mandarles emails de odio”.
Afirmó que fue detenida en territorio español y reiteró que actualmente no puede volver a Venezuela.
“No entiendo por qué. Estoy diciendo la verdad. Todas estas personas que me critican no han hecho ni lo más mínimo por nadie”.
“No soy una mala persona. Simplemente estaba tratando de hacerlas sentir especiales y felices con mis regalos. Ellas lo que querían era fama. No estoy en la cárcel porque el acoso entre mujeres en Venezuela no está penado y, aquí en Madrid, no he cometido ningún delito”, sentenció.
Fuente: El Cooperante
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