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En la entrega anterior relacionada con el tema económico abordamos la propuesta de las zonas económicas especiales para imprimir desde el estado Zulia la importancia del desarrollo y la expansión urbano-regional a partir de las potencialidades naturales, minerales y de talento humano que conserva la región zuliana.
Ahora bien, debido a un esquema de explotación a largo plazo de nuestra principal fuente de recursos económicos en divisas la estrategia de producción de petróleo se enfocó en la Faja Petrolífera del Orinoco, y ello conllevó a que las inversiones existentes y futuras que estaban dirigidas a la producción de crudo y gas en el estado Zulia se concentraran en una importante proporción en el oriente del país.
Como zuliano amante de esta tierra y fiel creyente de sus potencialidades creo firmemente que debemos devolver la mirada hacia el Lago de Maracaibo como fuente sustancial de energía para el resto del planeta. Ello conlleva no solo tratar el espejo de agua más importante de Suramérica como zona de explotación, sino que debemos aprovechar la extracción de los recursos para invertir buena parte de los mismos en su saneamiento integral, que pasa entonces por llevar los puertos de carga de alimentos, mercancías, carbón y petróleo hacia el norte del estado donde el Golfo baña nuestras costas, para devolverle el oxígeno y las condiciones de vida a este importante reservorio de agua dulce que forma parte de nuestro ser.
En otras palabras, de lo que se trata es de aprovechar las zonas económicas especiales para hacer grandes centros de producción y delinear zonas para la exploración y explotación petrolera con reglas jurídicas flexibles, claras y competitivas para la inversión extranjera, que permita incrementar nuestros ingresos y al mismo tiempo poner a Venezuela a jugar con los principales actores internacionales del comercio mundial.
Lo anterior no implica desmontar o renunciar a los dogmas que conducen el pensamiento y las ideas por donde transita una sociedad, todo lo contrario, el gigante asiático no ha renunciado a su vocación comunista y hoy representa la economía más fuerte del mercado internacional; de lo que se trata es de ponernos de acuerdo en reglas de juego que nos permitan abrirnos a una realidad que no podemos tapar con un dedo.
Es nuestro deber generar políticas destinadas a crear las condiciones para convertirnos en un importante destino de inversiones externas, disponer de crédito internacional a mejores tasas, y estar dentro del concierto de naciones con preferencias para los negocios.El mundo globalizado de hoy nos empuja hacia caminos que hace 50 años no era posible pensar, pero a esa situación ya no podemos escapar, o competimos o quedamos atrás con la insatisfacción de haber podido apostar y ganar con reglas propias sin haber tenido el coraje y el apremio de tomar decisiones justas, oportunas y concretas en el ámbito económico para poder cumplir las metas que todos anhelamos, ser la potencia de América y la referencia de todo el planeta.