Al menos 19 migrantes “gravemente enfermos”, entre ellos menores, de Venezuela y países de Asia han sido evacuados de unas playas del Pacífico panameño, cerca de la frontera con Colombia donde se encontraban junto con un grupo de más de 100 personas varados desde hace semanas, según informaron este lunes las autoridades de Panamá.
El Servicio Nacional de Fronteras (Senafront) de Panamá dijo, a través de un comunicado, que “evacuó (…) a diecinueve migrantes gravemente enfermos, trasladándolos directamente a la estación de recepción de migrantes de Lajas Blancas, donde reciben atención médica especializada”.
Ellos son parte del grupo de más de 100 migrantes varados desde hace 21 días en las comunidades costeras de Guayabo, Cocalito y Jaqué, ubicadas en el Pacífico panameño dentro de la provincia de Darién, como adelantó hoy a EFE el padre Gustavo Rivas, presente en esa zona y que había alertado de la delicada salud de los mismos.
Hasta el momento, las autoridades panameñas no han dado cifras oficiales de cuántas personas componen ese grupo, que habría usado esa ruta -que transcurre en lancha por el Pacífico y el último tramo a pie- para evitar cruzar por medio de la selva del Darién, la frontera con Colombia usada a diario por los migrantes para llegar hasta Norteamérica en busca de mejores condiciones de vida.
La policía fronteriza señaló que “muchos” de esos migrantes que forman parte del grupo “varado en la región del Darién” están en “condiciones críticas de salud”. Además apuntó, sobre los evacuados, que “ocho de las víctimas eran hombres, cinco mujeres, cuatro niñas y dos niños procedentes de Venezuela, Bangladesh, Sri Lanka e India”.
El Senafront activó “un protocolo de emergencia para garantizar el traslado seguro de los más vulnerables, reafirmando su compromiso con la protección de la vida en medio de condiciones extremadamente adversas” y exhortó a los migrantes a escoger “los pasos autorizados de flujo controlado” para evitar ser víctimas de “coyotes”.
Varados hace 21 días con brote de dengue
El padre Gustavo Rivas, arraigado desde hace años en Darién, había adelantado a EFE que alrededor de 144 migrantes, algunos de ellos “muy enfermos”, de China, India y Nepal estaban varados desde hace 21 días en los pueblos costeros de Guayabo, Cocalito y Jaqué, donde -advirtió el religioso- hay un brote de dengue.
Esas comunidades son áreas de difícil acceso cercanas a Colombia y muy alejadas de los albergues de San Vicente y Lajas Blancas, en la parte más urbanizada de la frontera, donde hay ayuda humanitaria para los migrantes tras atravesar la selva.
“Pedimos que los saquen”, aseguró Rivas, oriundo del Chocó colombiano (el otro lado de la frontera con Panamá), pero que desde hace tres años trabaja en la comunidad de Jaqué, en el país centroamericano, por lo que solicita ayuda humanitaria al Gobierno para atender a los migrantes que allí llegan.
En su intento de reducir el flujo migratorio por Darién, el nuevo Gobierno panameño, que tomó posesión el pasado 1 de julio, ha aplicado varias medidas como la instalación de “barreras perimetrales” (vallas de alambre con púas) en el Darién, o vuelos de devolución de migrantes a raíz de acuerdo firmado el mismo día de la investidura con Estados Unidos, que los financia.
Al menos 244.243 migrantes han cruzado la peligrosa selva del Darién en lo que va de 2024, una disminución de 110.056 en comparación con el mismo lapso del año pasado, lo que supone una caída del 31 %, según cifras difundidas este lunes por el Gobierno panameño.
El nuevo Gobierno panameño asegura que dicha reducción se debe a esas nuevas políticas, por lo que estima que este año cruzarán el Darién unos 320.000 migrantes, una disminución del 38 % frente al récord histórico de 520.000 que cruzaron el año pasado.
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