Responsabilidades de la diplomacia venezolana en el 2016

Al asumir al mismo tiempo demasiadas responsabilidades, en un año muy difícil por el colapso económico, comienza mal su desempeño

El exceso de responsabilidades asumidas por la Casa Amarilla para el año 2016, muestra un alto grado de irresponsabilidad de las actuales autoridades, especialmente si se toma en cuenta que con la desprofesionalización de la actual Cancillería, no podrán dar una respuesta profesional adecuada a sus múltiples compromisos institucionales puesto que al carecer del concurso de diplomáticos de carrera, estarán tentados en demostrar su desapego en cumplir el papel que le corresponde asumir desde la presidencia de las diferentes instituciones.

Desde el 1 de febrero la diplomacia “bolivariana” preside durante este mes el Consejo de Seguridad de la ONU, y en meses siguientes asumirá la presidencia pro tempore de Mercosur, la de Unasur, la presidencia del Movimiento de Países No Alineados y volverá a representar a América Latina en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, además de estar obligado a presentar ante la Comisión el Examen Periódico Anual sobre la situación de los derechos humanos y sus incumplimientos. Al asumir al mismo tiempo demasiadas responsabilidades, en un año muy difícil por el colapso económico, comienza mal su desempeño.

Por otra parte, asume sus responsabilidades mundiales sin cumplir con las diferentes resoluciones aprobadas por diferentes comités de la ONU, como el de detenciones arbitrarias, que exige la libertad de presos políticos; el de tortura; el de violación a la libertad de expresión, y otros incumplimientos en materia de derechos humanos. A su vez, asumirá la presidencia de Mercosur sin adaptar las leyes para acoplarse al sistema del “mercado común” y colocando obstáculos para adelantar acuerdos internacionales como el previsto con la UE, con lo que debilitará aun más a Mercosur.

En relación a Unasur, asumirá la presidencia ante el creciente aislamiento de Venezuela, ya que la solidaridad automática que lograba a través de los mecanismos de las alianzas propiciadas por los socios del ALBA, ya están perdiendo fuerza, inclusive entre sus aliados que se van distanciando. Las mismas consideraciones valen para el Movimiento de Países No Alineados que tampoco se “alinearán” automáticamente con un Gobierno desprestigiado. Será un año de “mucho ruido y pocas nueces” con una Asamblea Nacional mayoritaria clara en su papel internacional.

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