Restaurar una promesa incumplida

Rompimos el pacto social que asocia el trabajo y su justa remuneración. Hoy solo tenemos esfuerzos sin recompensas. Es hora de ponernos de pie

Todo hombre paga su grandeza con muchas pequeñeces, su victoria con muchas derrotas, su riqueza con múltiples quiebras. Giovanni Papini

Estamos en deuda. El país le dio un cheque sin fondos al trabajador venezolano. Y el receptor reclamó su dinero y se encontró, de pronto, con una promesa rota, una promesa incumplida: tu trabajas y a cambio de tu esfuerzo y compromiso, nosotros te pagamos un dinero con el cual podrás alimentarte, cuidar a tus hijos, disfrutar de la seguridad y la paz, tener salud, electricidad y agua potable. Promesas rotas. Rompimos el pacto social que asocia el trabajo y su justa remuneración. Hoy solo tenemos esfuerzos sin recompensas.

La realidad nos dice que un trabajador venezolano no puede cerrar con final feliz su cuento de “estudie, trabaje, produzca para que obtenga el dinero necesario para vivir bien”. Y no importa cuánto gane nominalmente. Frente a este telón de fondo es nuestro deber como emprendedores, asesores, empresarios y profesionales, resistir dando ejemplo de compromiso, creatividad y solidaridad. Producir riqueza y compartirla es un acto de resistencia y rebeldía ante quienes pretenden convertirnos en una nación de pedigüeños famélicos en las colas.

Es hora de ponernos de pie, dejar de correr y  abrir espacios en las organizaciones para ayudar a nuestros empleados y compañeros de trabajo a encontrar serenidad en el fragor de la batalla y una guía firme que les permita sacar lo mejor de sí, en lo emocional y lo profesional. Es hora de volver a creer.

El verdadero empresario es un líder. Y un líder no sale corriendo, no huye, no abandona a sus seguidores y relacionados. Todo lo contrario, se controla a sí mismo, serena su mente, analiza el entorno y con voz firme y segura dirige su atención y la de sus aliados en la dirección correcta, detectando tendencias, realidades emergentes y capturando oportunidades. Nuestro deber es hacer que las promesas se cumplan y que nuestros empleados y colaboradores encuentren sentido, motivación y gratificación en su esfuerzo cotidiano.

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