Rinden honores al detective asesinado del Cicpc

En el cementerio Jardines de La Chinita, despidieron, ayer a las 4.00 de la tarde, al detective. Los Moreno señalan como principal culpable del deceso a Tirso Meleán, “todo se trató de un atentado”. En una casa del barrio San José le dieron el último adiós a Eliezer David Moreno Rangel (25). Sus familiares colocaron flores sobre su féretro, oraron y se abrazaron entre sí mientras clamaban justicia

En la sala de una humilde casa de techos de zinc y piso de cemento pulido permanecía, ayer en horas de la mañana, el féretro de Eliezer David Moreno Rangel, de 25 años, detective agregado de la Policía científica. Los familiares del muchacho presumen que la banda criminal de Tirso Meleán, ordenó su muerte desde Colombia; esto muy a pesar de los recientes señalamientos efectuados por los funcionarios vinculados con la investigación.

Los sabuesos no descartan que el conocido sicario haya dado rienda suelta a sus instintos homicidas, recordará lo sucedido, hace dos meses, en la urbanización Richmond y decidiera arremeter contra los oficiales que custodiaban la residencia de Antonio “Antonito” Meleán, su padre, en señal de advertencia. 

“En la capital zuliana existen seis organizaciones delictivas que luchan por la dominación del territorio. Sus líderes, Jhon Wade, Wilmer Matos, el ‘Chamú’, Luís Leal, Tirso Meleán y Édwin Soto, alias el  ‘Mocho Édwin’, cualquiera de ellos podría estar implicado en el atentado perpetrado, el pasado lunes a las 5.00 de la madrugada”, aseguró un detective.

Testimonios

La tristeza y el dolor transfiguraban el rostro de José Martín Moreno, padre de la víctima, lloraba, no podía creer lo que estaba pasando. Con los ojos enrojecidos miraba al joven acostado dentro del ataúd marrón, en su cara era posible observar las heridas provocadas por la granada fragmentaria que dos delincuentes lanzaron en el techo de la casa que vigilaba.

Los seis compañeros de guardia que se encontraban junto a él durante el incidente, hablaron con sus familiares para relatarles los hechos. Los uniformados no podían ingresar a la vivienda, así que subían a la platabanda, colocaban colchonetas, se sentaban y conversaban mientras se turnaban para vigilar las adyacencias.

El sol de aquella mañana aún no había salido, cuando dos presuntos antisociales llegaron en un vehículo Corolla a una barriada que colinda con la urbanización Richmond, estacionaron, abrieron las puertas, descendieron y caminaron hasta la cerca perimetral del complejo residencial.

Una vez en el lugar, lanzaron un objeto contundente en el techo, en fracciones de segundo explotó, se trataba de una granada incendiaria. Los ruidos alertaron a Eliezer, Jean Pírela y otro de sus compañeros, se pusieron de pie, pero era tarde, el fuego se extendía con rapidez.

Sofocar las llamas quedó en un segundo plano, debían salvar sus vidas, los gatilleros sacaron armas de fuego y comenzaron a dispararles en reiteradas oportunidades. El detective agonizaba, el fuego lo arropó, una bala lo alcanzó en el abdomen, no obstante, continúo, saltó una pared de concreto y logró sobrevivir al menos por un corto tiempo.

En la emergencia de la clínica La Sagrada Familia falleció tras ser intervenido quirúrgicamente. Karla Solís, su pareja, recordó que en el centro de salud había más de un herido, vio a un efectivo en silla de ruedas y a otro al que le amputaron la pierna derecha.

Muestras de afecto

Funcionarios de la Policía científica adscritos a la División de Homicidios, acompañados por Giovanny González, jefe de región del cuerpo detectivesco, asistieron al velatorio del oficial caído. Expresaron sus condolencias a la familia Moreno y colaboraron con los gastos de la inhumación. 

 

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